Por Victoria Belén Rodríguez

Shitstem, Shishi, dice que le erró al nombre con el que se presenta. Está acostumbrado a que lo escriban mal, a que se olviden dónde va la “s” o la “t”. Lo que no olvidan son los versos de sus raps contestatarios, del mix entre profundidad y una impronta pegadiza que, sumado al tono suave y a la vez fuerte de su voz, hacen que uno repita versos sueltos después de escucharlos.

Desde que se inició en la escena musical del hip hop marplatense, Shitstem, Shishi, sintió que era “un sapo de otro pozo”. Primero como piba y hoy como diversidad, se llevó puestos todos los prejuicios de un mundillo dominado por varones cis. “Cuando empecé me hubiese gustado tener a pibas, sentirme más en equipo. Hoy no me identifico más como una mujer, pero igual me pregunto: ¿y la gente del colectivo LGBT? Me cuesta mucho encontrarles dentro de la cultura, y por eso elijo pararme en ese discurso. Es una necesidad. Me siento solísimo”.

De familia musical, se crio escuchando Orishas, Molotov y géneros diversos con su papá baterista, quien le abrió las puertas a un fanatismo por el género que hoy canta y defiende cual profeta. “Entré a la cultura del hip hop por la historia que tiene, no sólo porque me gusta rapear. Hace muchísimos años que lo estudio porque reúne en un mismo lugar dos cosas que me interesan muchísimo: la música y la militancia”, afirma.

En un contexto donde muchos músicos eligen no pronunciarse políticamente para no perder popularidad, o porque sus sellos discográficos no se lo permiten, Shishi reivindica el rol del rap y agradece las libertades de la música autogestiva. “Estar en el mainstream sponsoreado por sellos multimillonarios hace que cada vez puedas decir menos cosas”, reflexiona. Aun así, dentro de la escena global destaca el rol que está cumpliendo la Argentina con referentes como Wos o Trueno, quienes, dentro de la amplia bolsa de “música urbana”, eligen ser figuras que se posicionan sobre temas políticos. “A mí me pone mal hacer un tema que no baje un poco de línea, no puedo desaprovechar un verso y decir una gilada. Hoy lo que más abunda se siente un poco falto de contenido”, afirma.

Shitstem tiene hoy 22 años, por lo que atravesó la adolescencia con el movimiento feminista inundando las calles argentinas. Es probable que por eso sus primeras letras versaron sobre el rol de la mujer. Hoy asume un rol educativo sobre el género musical que tanto ama y del que tanto se desconoce en nuestro país. En esa línea, destaca el rol invisibilizado de Cindy Campbell, hermana de Clive, DJ Cool Herc, histórico referente que dio origen al estilo en el Bronx neoyorkino en 1973. “Desde que nace la cultura del hip hop, las mujeres tienen un rol de mierda”. Por eso Shishi repite en notas, redes sociales y cada vez que tiene la oportunidad: “No Cindy, no hip-hop”, y abre la pregunta: ¿hay hip hop sin mujeres y diversidades?