Por T. Cattaneo y G. Pugh
En la actualidad, el rock está pasando por un momento de transición, opacado por el boom de géneros urbanos como el rap, el trap y el reggaeton. Pero dentro del rock habitan un sinfín de subgéneros para todos los gustos y creencias, entre ellos el rock cristiano. Si bien no es una novedad –lleva varios años de gestación en el circuito under– es de destacar que muchos de esos artistas han traspasado las iglesias para llenar teatros y estadios.
El movimiento christian rock surgió a fines de los años 70 en Estados Unidos, de la mano de artistas como Mind Garage y Larry Norman. Tuvo una explosión a fines de los 90 y principios de los 2000 con Underoath, Relient K, Switchfoot y P.O.D., entre otras agrupaciones. En la Argentina, bandas como Puerto Seguro y Rescate sentaron las bases de una nueva generación. Durante la última década muchísimas salieron a la luz, demostrando que el mensaje de Dios puede llegar en medio de gritos desgarradores y guitarras distorsionadas. Valor Interior, Corto Plazo, Sentencia Previa y All For Love son algunos de los ejemplos de artistas que llevaron su mensaje más allá de las iglesias.
Aunque algunas bandas no se sienten identificadas con la etiqueta de rock cristiano, sus letras han captado la atención de fieles que no solían escuchar este género y lo incorporaron como hábito de alabanza diaria.
Tres bandas, la misma mirada
“Para mí no existe la música cristiana, sino la hecha por músicos cristianos”, afirma Leandro Ortiz, frontman de Valor Interior desde 2005. Misael Amaría, guitarrista de Corto Plazo, dice: “Nosotros somos cristianos y llevamos nuestra música no sólo a gente que sigue y cree en Jesús, sino a todo aquel que pueda sentirse identificado con el mensaje y necesite llevar adelante su vida por medio de la fe”.
“Si bien hemos tocado en iglesias un par de veces, no nos denominamos como una banda cristiana”, comenta Lucas Cassina, guitarrista y cantante en Sentencia Previa. La delgada línea entre generar música cristiana y ser cristiano y hacer música ha sido una polémica entre varias bandas. Algunas quieren resaltar el culto en primer lugar, pero otras solo lo remarcan por medio de sus letras, en busca de una proyección más global antes que sectaria.
Las iglesias y los espacios para tocar son factores de suma importancia en la ecuación, sobre todo a la hora de crecer como banda. Con el paso de los años, los artistas pasaron por distintos templos religiosos hasta dar el gran salto llevando su música hasta lugares de primer nivel, como The Roxy Live, el Teatro de Flores o Vorterix. “Eso es algo que nunca nos afectó porque nunca nos pusimos la etiqueta de banda cristiana, sino que nos presentábamos como banda”, afirma Jonathan Moreno, vocalista y guitarrista fundador de All Flor Love. Según él, no etiquetarse les permitió acceder a lugares tradicionales y no formar parte de un circuito exclusivo de iglesias.
Por otro lado, Leandro Ortiz comenta que en los comienzos tocaban en templos, pero luego se propusieron crear su propio camino. “Intentamos cambiar la mentalidad en el cristianismo, de mostrar que esa música no solo se hace dentro de una iglesia si no que la iglesia se puede meter en un boliche para que gente no cristiana pueda sumarse también”.
Hay un versículo en la Biblia que dice que en la Viña del Señor hay de todo, y la música no es la excepción. Hubo muchos casos de artistas que vieron en este género un negocio lucrativo para alcanzar fama y reconocimiento. “Cada uno sabe quién es, arriba o abajo del escenario; nosotros nunca nos pintamos de santitos ni de perfectos, jamás usaría el nombre de Dios para vender música, me parece algo horroroso”, afirma Moreno. Leandro Ortiz, por su parte, completa: “Es lo mismo que decir que por el caso del Padre Grassi todos los curas son violadores. Seguro que debe haber gente que usa el nombre de Dios para lucrar, pero no hay que meter a todos en la misma bolsa. Es triste lo que cuento, pero no me cabe duda de que pasa”.
Salir del Templo
A pesar de que al género le costó ganar aceptación fuera de su circuito natural, algunas bandas compartieron cartel con otras no creyentes sin ningún problema, y en más de una ocasión comenzaron grandes amistades. “Sentí mucho más respeto por parte de artistas no cristianos que de artistas cristianos. El creyente por ahí es un poco más celoso”, dice Ortiz sobre sus 11 años de carrera compartiendo fechas con distintos tipos de bandas.
Por su parte, Jonathan Moreno remarca el respeto y la solidaridad entre bandas, sin importar las imposiciones religiosas: “Ganamos muchos amigos e incluso hemos cruzado opiniones, pero siempre con respeto porque de eso se trata también el mensaje que damos”. Cassina afirma tener poca relación con miembros exclusivamente cristianos, dado que la banda no buscó la iglesia como primera opción.
La palabra de Dios hoy
El género se sostiene gracias a bandas como Fila 9 o Nuestra Descendencia. Las que tienen más trayectoria han pasado a un estado indefinido o simplemente dejaron de tocar. Exceptuando Sentencia Previa y Corto Plazo, que todavía se mantienen en actividad, tanto All For Love como Valor interior han entrado en un estado de separación, ya sea por diferencias creativas o desgastes. “Por ahora es un adiós, no un hasta luego“, afirma Moreno, mientras que Ortiz asegura que por diferencias creativas y personales la banda decidió dejar de tocar.