Por F. Orlando, J. I. Mancinella, J. Campitelli, A. Arriaga Santirso, F. Bartolomé, M. Bello, P. Marín Moreno

Adolfo Bioy Casares tuvo múltiples ocupaciones: escritor, traductor, editor y periodista. El ejercicio del “mejor oficio del mundo, tal como el colombiano Gabriel García Márquez definía al periodismo, ocupó un lugar lateral, casi superficial, en las actividades del cuñado de la fundadora de la revista Sur, Victoria Ocampo. El rol verdaderamente memorable fue como entrevistado.

BIOY PERIODISTA

Bioy Casares tuvo su primer acercamiento al periodismo a los 10 años, después del fallido intento de guionar un cortometraje. En ese momento comenzó a escribir críticas cinematográficas en El Espectador, una revista de barrio de poca trascendencia. A partir de ese momento, “su pasión por el ejercicio de las letras”, en palabras de su amigo Jorge Luis Borges, se centró en la literatura. Una década después, aproximadamente, el autor de La invención de Morel dio por finalizado su impasse en los medios gráficos.

En 1936, fundó junto a Borges la revista literaria Destiempo, que tuvo sólo tres ediciones, en las que colaboraron escritores como Carlos Mastronardi y Ezequiel Martínez Estrada. El único ejemplar que estos periodistas pudieron encontrar vale más de 400 euros, y lo vende un coleccionista por Internet. En la Biblioteca Nacional, ni noticias.

Ha leído, ha escrito, ha roto, ha corregido y, finalmente, con bastante desgano, ha publicado.” Así describió el autor de El Aleph la forma de escribir, casi diaria, de su partenaire en textos literarios del género policial. Esa misma técnica fue la que aplicó en sus colaboraciones en la revista Sur. La licenciada en Letras Verónica Pérez Arango las recordó como “aburridas”.

BIOY COMO ENTREVISTADO

Cuando habla, Bioy también escribe y lo saca en limpio”, destacó el periodista Mariano Grondona en su programa televisivo Hora clave. Así, y alguien que su alterego ficticio Honorio Bustos Domecq, Bioy hablaba siempre con calma y pensaba detenidamente cada respuesta. No había que retocar sus declaraciones para difundirlas en papel ni rebobinar las cintas para entenderlo. “Bioy no tiene pelos en la lengua con lo que quiere expresar”, puntualizó el escritor Marcos Aguinis en el mismo programa.

El autor de El sueño de los héroes también fue entrevistado por José Tcherkaski en el programa Bazar TV. Allí respondió cada pregunta de la misma manera que en el de Grondona. “Creo que todos los hombres somos héroes porque tenemos que pasar por la muerte”, afirmó, y, quizá premonitoriamente, opinó: “El destino de casi todos los escritores es que se hable más de ellos de lo que se los lee”.

El libro Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares (1942), de Fernando Sorrentino, compila siete encuentros entre el periodista y el autor de Diario de la guerra del cerdo. “El Bioy de este libro es un señor que conversa, no un señor que escribe; no redacta borradores ni relee para corregir. Así, va diciendo lo que le da la gana; olvida el grabador, se encuentra distendido, mimetiza su conversación con pausas, inflexiones, silencios, sonrisas, miradas y hasta alguna carcajada”, apuntó Sorrentino en la contratapa.

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