Por A. Paéz de la Torre, M. Basile y R. Preckel
“No fue sólo un referente de la lucha por los derechos civiles, sino por los derechos humanos, en Estados Unidos y, por extensión, en todo el mundo. La suya fue una lucha larga, principalmente no violenta, que se desarrolló entre 1955 y 1968 para ampliar el acceso pleno a los derechos y la igualdad ante la ley para ciudadanos negros, buscando terminar con la segregación racial”, afirma el historiador Esteban Darío Oller, en referencia a una de las figuras clave en esa lucha: Martin Luther King.
A lo largo de la historia, Estados Unidos ha sido uno de los países más racistas del mundo. Mantuvo una discriminación hacia la comunidad afroamericana hasta luego de la abolición de la esclavitud. Desde fines del siglo XIX y hasta mitad del siglo XX, se utilizaron en el país las leyes de Jim Crow, consistentes en separar a la gente de piel negra de los blancos bajo el lema “Separados pero iguales”. Esta ley rigió principalmente en espacios públicos como escuelas, sanitarios, restaurantes, parques, transportes públicos e incluso en el ejército.
En 1955 la detención arbitraria de Rosa Parks, una mujer afroamericana que tomó un autobús y fue acusada de perturbar el orden público por no ceder el asiento a un joven blanco, despertó el rechazo generalizado de la comunidad. En consecuencia, Luther King organizó una oleada de protestas contra la segregación en los autobuses de Montgomery que duró 382 días. Un año después, el Gobierno abolió cualquier tipo de discriminación en lugares públicos.
El 28 de agosto de 1963, al final de la marcha de Washington, Martin Luther King dio un discurso llamado “Yo tengo un sueño”, hoy considerado un hito fundamental de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. Sus palabras tenían como objetivo denunciar los atropellos y abusos sufridos por los afroamericanos producto de un conflicto racial que se extendía desde hacía más de cien años. “A pesar de todas las adversidades y los obstáculos, tengo un sueño, un sueño de justicia e igualdad, de fraternidad entre blancos y negros, un sueño en el que las barreras de la segregación racial sean superadas”, expresó King ante la multitud.
Fue un discurso optimista y esperanzador. “Delante de más de 200 mil personas, esas palabras cambiaron la Historia. Fue uno de los discursos más importantes de Estados Unidos. Tiempo después, se logró la aprobación de los derechos civiles y la ley de derecho al voto”, narra el documental “El Legado de Martin Luther King” de Univision Noticias.
La última huelga de la que participó Luther King fue en la ciudad de Memphis en 1968, a raíz del pedido de justicia por la muerte de dos afroamericanos mientras trabajaban como recolectores de residuos. Allí se pidió por mejores condiciones de trabajo, trato digno e incrementos salariales.
Caía la tarde del 4 de abril en Memphis cuando el líder del Movimiento Afroamericano recibió un disparo. A las 19, una hora después, Luther King, quien había salido al balcón del motel “Lorraine” a dar un discurso ante miles de personas, falleció.
El asesino condenado fue James Earl Ray, un criminal de poca monta capturado en Londres cuando intentaba huir con un pasaporte canadiense. Muchos hablan de una posible conspiración por parte del Gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, el crimen consiguió que por primera vez en la historia del país se decretara duelo nacional por un afroamericano. A partir de su muerte, Luther King se convirtió en una leyenda y la comunidad afroamericana comenzó a conquistar derechos. Logró dar voz a la gente de color, impulsándola a tomar fuerza para pelear por sus derechos.
A pesar de los avances, la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos sigue dándose hasta hoy, ya que la discriminación se mantiene. Para Oller, “quien nace negro tiene el doble de riesgo de caer en la pobreza que un blanco y su vida será, en la mayoría de los casos, más difícil“.
“Los afroamericanos sufren tres veces más expulsiones y suspensiones escolares, su ingreso medio familiar representa la mitad y, siendo solo el 13 por ciento de la población, registran el 40 por ciento de detenciones por drogas. La discriminación es flagrante; según un estudio del Pew Research Center, el 61 por ciento de la población estadounidense (88 por ciento en el caso de los negros y 55 en el de los blancos) admite que aún queda un largo camino que recorrer para llegar a la igualdad”, afirma el historiador.
Luther King fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964 por su resistencia a través de medios no violentos a la discriminación racial en Estados Unidos. El líder del Movimiento fue la persona más joven en recibir este premio. Tenía 35 años.