Por A. Stemphelet, A. García y F. Colantonio

Estudiantes, un diez en disturbios”, tituló la desaparecida revista Primera Plana la nota que informaba sobre las protestas estudiantiles que se llevaban a cabo en los alrededores de la Sorbona, el Barrio Latino y otras zonas de la ciudad de París, en mayo de 1968.

Paran estudiantes y profesores en Francia”, reza el título de la primera nota que publicó La Nación el domingo 5. En apenas cuatro párrafos, el diario informó sobre la huelga que habían anunciado los estudiantes franceses, las primeras “refriegas” y la liberación del estudiante Daniel Cohn Bendit, “líder de los “rabiosos” de la Facultad de Letras de Nanterre, quien dirigió la revuelta“. Ocho días después, el 13 de mayo, Clarín publicó: “Encara hoy Francia una huelga general“. En esa nota, informó sobre los “violentos disturbios contra la policía” por parte de los estudiantes, la situación de la Sorbona (histórica universidad parisina), las medidas del Gobierno y el panorama en el Barrio Latino, donde se asentaban los estudiantes.

En esa época la prensa argentina hacía un gran despliegue de la información internacional. Cualquier acontecimiento trascendente, sobre todo de los países centrales, tenía una cobertura importante. Los grandes medios argentinos tenían corresponsales en todo el mundo y usaban información de las agencias. Sin embargo, ya no confiábamos en los diarios“, recuerda Roberto Hawila, actualmente juez y en ese entonces estudiante universitario. Al ser consultado sobre los ecos de las protestas en la Argentina, Hawila asegura que “tuvieron una gran relevancia en los sectores intelectuales y de clase media informada”, pero en los sectores populares la cuestión pasó más desapercibida“Se comentaba mucho en las universidades. Me tocó seguir la revuelta desde la facultad, donde nos sentimos avivados a que luchar por lo nuestro no era algo de Montoneros o hippies”, recuerda hoy el juez.

Primera Plana, una revista vinculada al sector nacionalista de las Fuerzas Armadas, describió las manifestaciones estudiantiles en París en una crónica centrada en la cumbre entre los presidentes de Estados Unidos y Vietnam que estaba a punto de concretarse en Francia. “El presente es una tímida, incierta primavera en París. Como en Berlín y Roma, como en Varsovia y Madrid, los estudiantes franceses han ganado la calle”, describe. Una semana después publicó una crónica con el título “Estudiantes, un diez en disturbios’’, en la que repasaba los hechos más trascendentes desde el 2 de mayo, complementada con imágenes de los destrozos en la Sorbona y el Barrio Latino más tapas de revistas en las que se veía a los “revoltosos“, como se refería a los estudiantes.

Con excepción del 14, 15 y 16 de mayo, el diario fundado por Bartolomé Mitre reprodujo en sus tapas información referida a las protestas en París. Algo similar ocurrió con Clarín, que llevó el tema a su tapa desde el 15 de mayo. En el editorial del viernes 24, se refirió a la crisis francesa y apuntó contra el reclamo estudiantil y el apoyo por parte del comunismo y los sectores asalariados: “La agitación juvenil ha encontrado un eco bastante grotesco en intelectuales. Aquí han coincidido muchas complicidades, aunque ninguna tan importante como la de los comunistas franceses. Toda la filosofía y la literatura acerca de la paz han sido olímpicamente dejadas de lado por intereses electorales inmediatos“.

Hawila explica que lo que sucedió en 1968 fue “una explosión de rebeldía juvenil tanto contra el totalitarismo, ya sea en la órbita soviética y el comunismo, como contra el capitalismo rabioso y el american way of life“. Sobre esto, afirma que “los jóvenes de todo el mundo tenían una necesidad imperiosa de hacer valer sus derechos y decisiones revelándose ante el autoritarismo patriarcal o dirigencial del Estado”.

En términos generales, las líneas editoriales de Clarín, La Nación y Primera Plana fueron similares, con hincapié en los destrozos provocados por los estudiantes o “revoltosos“. Sin embargo, los acontecimientos del Mayo Francés marcaron un antes y después en términos de organización estudiantil: incluso Clarín lo admitió al decir que “parece indudable que el gobierno del general De Gaulle subestimó la seriedad del movimiento“. También se sentaron las bases para el empoderamiento de obreros y estudiantes, como sucedió a nivel nacional con el Cordobazo de 1969.