Por Iara Melanowicz
La regulación de la investigación médica y científica de la planta de cannabis y sus derivados se convirtió en realidad cuando, el 29 de marzo de 2017, se aprobó la ley 27.350. Sin embargo, sólo contempla casos de epilepsia refractaria, dejando a miles de niños, jóvenes y adultos en un marco de ilegalidad, y no incluye el autocultivo. “Con la legislación actual no hay forma legal de acceder a un tratamiento con cannabis en Argentina”, explicó Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva Argentina.
Mamá Cultiva Argentina es una ONG que promueve el uso del cannabis medicinal. Nació en 2016 a partir de un grupo de madres, pacientes, cultivadores y profesionales de distintas áreas que se propusieron visibilizar la necesidad de que exista un marco legal asociado al cultivo de cannabis medicinal en nuestro país. Se encargan de contener, orientar y difundir las experiencias de cientos de personas usuarias de la planta, bregan por la legalización del autocultivo como alternativa a los altos costos de la industria farmacéutica y ofrecen charlas informativas y talleres de cultivo y extracción.
Salech descubrió los beneficios del tratamiento con cannabis a partir de los resultados observados en su hijo Emiliano, que pudo dejar de tomar un cóctel de más de 30 pastillas por día para tratar la epilepsia severa que lo acompaña desde su nacimiento, y lo ayudó a combatir sus crisis epilépticas, que incluían más de 200 convulsiones diarias. En su libro “La historia de Mamá Cultiva”, Valeria contó la primera experiencia de su hijo con la resina de cannabis cuando le suministró una gotita en una galletita: “[…] de pronto escuché una risa […] Al cabo de unos segundos se volvió a reír. Emiliano sólo se reía con cosquillas, o sonreía, pero nunca tuvo una risa espontánea con carcajada. Me acerqué a la habitación y lo encontré sonriéndole a la tele. Nunca había contestado a su nombre, pero me salió llamarlo e inmediatamente me miró”. Más adelante, Valeria explicó que los médicos le habían dicho que Emiliano no se comunicaba porque “era así” debido a su autismo y porque su supuesto daño neurológico, debido a las convulsiones, no le permite su desarrollo cognitivo.
“La implementación de la ley 27.350 depende de la voluntad política de quienes nos gobiernan. En este momento no hay ningún tipo de voluntad desde el gobierno nacional de avanzar en estas políticas porque su postura en cuanto a drogas es de guerra. En el marco de la guerra contra las drogas, la regulación del cannabis no tiene lugar“, señaló.
Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva Argentina
La ley 27.350 fue reglamentada parcialmente el 22 de septiembre de 2017 a través del decreto 738/2017, firmado por el presidente Mauricio Macri, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el entonces ministro de Salud, Jorge Lemus. Se anunció la puesta en marcha oficial del Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis sus Derivados y Tratamientos no Convencionales, bajo la órbita del Ministerio de Salud. Se autorizó además al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) a cultivar cannabis con fines de “investigación médica o científica para la elaboración de la sustancia que como medicamento sirva para proveer a quienes estuvieren incorporados al Programa”.
El 5 de septiembre último, a través del decreto 801/2018, los ministerios de Salud y de Ciencia y Tecnología, entre otros, fueron reducidos al rango secretarías. “La degradación de los ministerios de Salud y de Ciencia y Tecnología no sólo dificulta la implementación de la ley 27.350, sino todo el sistema de salud pública”, opinó Salech. “Es un decreto que avasalla el derecho de las personas a la salud. Nosotras tenemos familias que están siendo gravemente perjudicadas en cuanto a los tratamientos que necesitan las personas con discapacidad, que debe garantizar el Estado y no lo está haciendo”, añadió.
El Hospital de Pediatría Juan Pedro Garrahan comenzó en octubre el primer estudio estatal de cannabis medicinal en octubre pasado, en una investigación que se extenderá a lo largo de dos años. Desde Mamá Cultiva lo consideran un avance pero advierten sobre la implementación parcial del proyecto. También destacan que los aceites utilizados son importados de Estados Unidos y sólo sirven para el 20% de los casos de epilepsia refractaria. Y que los niños que van a participar del proyecto no deben haber probado algún tratamiento con cannabis y los días previos no deben tomar ninguna medicación.
Respecto de la legalización del autocultivo, uno de los principales objetivos de la organización, Salech indicó: “El autocultivo de cannabis es legal en más de 35 países a nivel mundial. En algún momento los países más avanzados se dieron cuenta de que la guerra contra las drogas la habían perdido. Yo creo que, pensando en que el mundo está siempre evolucionando, vamos a llegar a la legalización del autocultivo en Argentina, pero no con gobiernos conservadores, que anteponen la seguridad por encima de la salud pública y cuyo lema de campaña es la guerra contra las drogas”.