Por Ernesto Migone
Argentina es el segundo país latinoamericano con mayor cantidad de glaciares y está dentro de los 15 países a nivel mundial con mayor superficie cubierta de hielo, por lo que posee una de las principales reservas estratégicas de agua dulce del mundo.
Según el Inventario Nacional de Glaciares (ING), hay 16.986 masas de hielo situadas en 12 provincias, de las cuales 16.078 se hallan sobre la Cordillera de los Andes y 890 en las islas del Atlántico Sur. El 65 por ciento se ubica en las provincias de San Juan, Mendoza y Santa Cruz.
Cubren un área total de 8.484 kilómetros cuadrados (5.769 se encuentran en la región andina y 2.715 en la zona atlántica), lo que equivale a 41 veces el tamaño de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a poco más de una tercera parte de la superficie de la provincia de Tucumán. Esta superficie representa más del 30 por ciento del total de la superficie glacial de América del Sur.
Los glaciares son enormes masas de hielo formadas por la acumulación y compactación de nieve a lo largo de miles de años. El estudio Water Resources, del científico estadounidense Peter Gleick, afirma que los glaciares almacenan alrededor del 70 por ciento del agua dulce del planeta. De allí la enorme importancia de su cuidado para el presente y el futuro de la humanidad.
“Se utilizan como indicadores de cambios climáticos”, afirma el informe del ING, firmado por Fidel Roig, investigador principal del Conicet y director del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA). “El rápido retroceso de los glaciares en los Andes y otras regiones montañosas del mundo es considerado como uno de los signos más claros del calentamiento que ha experimentado el planeta en las últimas décadas”, concluye.
Para cuantificar estos retrocesos, se monitorean constantemente glaciares representativos de diversas regiones y su relación con el clima. Las masas de hielo ubicadas a más bajas elevaciones y que terminan en cuerpos de agua han sido especialmente afectados.
Esta situación es muy clara con el frente del glaciar Viedma, ubicado en Santa Cruz y uno de los más grandes de América Latina, con 737 kilómetros cuadrados de superficie, que retrocedió en forma acelerada más de tres kilómetros en los últimos 50 años, según un estudio del que fue parte el director del centro de investigación Glaciarium, Pedro Skvarca.
Gonzalo Strano, coordinador de la campaña de glaciares de Greenpeace Argentina, afirma que “hay una falta de conciencia gubernamental y empresarial de la gravedad del impacto del cambio climático y de la necesidad del cuidado de las reservas de agua dulce en nuestro país”. Considera que la Ley de Preservación de Glaciares y el ING son un avance, aunque cuestiona su aplicación. Esa ley fue declarada constitucional por la Corte Suprema de Justicia de la Nación el martes 4 de junio, poniendo punto final a un reclamo de la minera Barrick Gold, Minera Argentina Gold y de la provincia de San Juan que dejaba en suspenso la aplicación de la norma que protege estos cuerpos de agua y delimita las áreas donde puede haber actividad minera.
“Estas masas de hielo tienen también un rol trascendente en el desarrollo productivo como componentes importantes del sistema hidrológico del país”, dice la bióloga Edith Liquitay, miembro del Centro Integral de Estudios Estratégicos de San Juan. “Hacen una contribución al caudal de los ríos andinos al aportar agua de deshielo, lo que ayuda a minimizar los impactos de las sequías en las diversas actividades económicas”, afirma, y agrega: “También generan beneficios e ingresos para las economías regionales por su belleza y atractivo turístico”.
El ING fue elaborado por el IANIGLA, dependiente del Conicet. La investigación se encontraba paralizada desde 2010 (cuando fue sancionada la Ley) y se reactivó a comienzos de 2017. El inventario será actualizado cada cinco años y aún falta realizar otras investigaciones que permitirán conocer con mayor detalle cuáles son los cambios esperables en el marco del cambio climático.
Fotos: Inventario Nacional de Glaciares