Por Juan Manuel Boarini

Ante el poderío español, Argentina cayó 95-75 en la final del Mundial de Básquet China 2019. Más allá de la derrota, el buen nivel que demostraron los conducidos por Sergio Hernández, tanto en el juego como en la garra, emocionó a todo el país y confirmó que estos jugadores son los herederos de aquella generación dorada que se coronó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

La Selección jamás estuvo en partido, desde el comienzo hasta el final, a veces achicando la brecha pero nunca pudiendo estar por encima de España en el marcador y mucho menos en el juego. Es cierto que las buenas actuaciones durante el Mundial ilusionaron a todos los argentinos. Pero no era el favorito ya que, en la estadística, los europeos habían ganado 14 de los últimos 15 encuentros ante el equipo de Facundo Campazzo y compañía.

Tanto Argentina como España llegaron a la final invictas, y como las mejores selecciones del torneo, superando en última instancia a Francia y Australia, respectivamente. Respecto del resto del Mundial, en primera fase, el combinado albiceleste venció a Corea del Sur, Nigeria y Rusia; en la segunda, a Venezuela y a Polonia; y en los cuartos de final le ganó a la poderosa Serbia.

Los primeros dos cuartos fueron adversos por el buen trabajo que realizó España tanto en defensa como en ataque con una alta efectividad en tiros al aro, algo que les faltó a los conducidos por Hernández, que apenas convirtieron 3 de los 13 tiros que realizaron desde la posición de triples. Al fin de la primera mitad, Argentina caía 43-31. El eje del buen juego español estuvo en las manos de Ricky Rubio, el base de los Phoenix Suns, y el experimentado Marc Gasol de los Toronto Raptors, ambos equipos de la NBA.

Los argentinos Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola y Gabriel Deck comparten equipo en el Real Madrid con Sergio Llull y Rudy Fernández, por lo que, al tener conocimiento del juego individual y colectivo de las tres figuras de Argentina, los pudieron neutralizar.

En la segunda mitad se extendió lo hecho en la primera y una posible victoria de Argentina estaba sostenida en la esperanza y en la posibilidad de un milagro que finalmente no sucedió.

Las volcadas del “Tortu” Deck, la constancia de Laprovittola, la magia de Facu Campazzo, el sacrificio de Luis Scola, los buenos planteamientos de la “Oveja” Hernández, y por sobre todo la garra de todo el combinado argentino hicieron conmover al país. Lograron algo histórico. En las escuelas, en las oficinas y en todos lados se prendieron con esta Argentina que tiene como objetivo próximo los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y con este equipo vale soñar.

Foto: Télam