Por Catalina Romio

Son las 6:45 de la mañana del último domingo de invierno y una marea de remeras blancas se posiciona para enfrentar el mayor desafío. Faltan 15 minutos que se viven como una fiesta en la que la concentración, los nervios, la ansiedad y un mar de sensaciones dicen presente. Empieza la cuenta regresiva, 60 segundos en los que cada uno de los 8.578 corazones que laten frente al arco viajan para tomar fuerza. Viajan a cada día que no tenían ganas, pero se levantaron igual para entrenar; a cada entrenamiento en pleno invierno, bajo la lluvia y el frío; a esos momentos en que el trabajo los sobrepasa y sólo quieren descansar pero igual cumplían el plan; al recuerdo de esas veces que resignaron tiempo con la familia, los amigos y la pareja priorizando este objetivo. Nunca se sabe qué va a suceder en una maratón, la única certeza es que el objetivo principal de cualquier corredor de calle es poder terminar los 42 km de Buenos Aires

“Detrás de las miradas de cada persona que va a largar hay muchísimas cosas. A ninguno le va a dar igual terminar o no, la primera opción nunca es abandonar, asegura Juan Martin Saab, fundador y entrenador de Juma Running Team desde hace 14 años.

Es una carrera particular, forma parte de la categoría Bronze Label en el circuito oficial de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) y es de las más importantes de Latinoamérica por varios factores. Entre ellos, el hecho de estar al nivel del mar, la organización y el circuito. La carrera no sólo cruza toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sino que además recorre los puntos más representativos de la capital. Desde el estadio de River Plate, pasando por Puerto Madero, el Obelisco y Plaza de Mayo, hasta la Bombonera y Retiro.

Saab, quien además es atleta de carreras de calle desde 2006 y Ultra Trail Runner desde el 2009, relata: “En la largada no hay ningún improvisado, los 42 kilómetros demandan otro tipo de respeto, no sólo por la distancia. Esta carrera se planifica teniendo en cuenta un montón de aspectos además del estado físico”. Y aclara: “Una persona que corre una maratón sabe que tiene el título ganado, se recibe como corredor de calle”. 

En la maratón están inscritos 7.038 argentinos y 1.560 extranjeros, principalmente de Brasil, Uruguay y Chile, y de las dos potencias mundiales del atletismo de fondo: Kenia y Etiopía.

Los keniatas ya se entrenan en Buenos Aires. (foto: @maratondebuenosaires)

La lista de candidatos de élite masculina está encabezada por los keniatas Victor Kipchirchir, cuya mejor marca en maratón fue de 2 horas 7 minutos y 39 segundos, y Edwin Kibet Kiptoo, que logró un tiempo de 2h 10m 17s. El candidato nacional es Eulalio Muñoz, quien en diciembre de 2020 se convirtió en el segundo argentino en la historia en bajar de 2h 10m, al obtener un récord personal de 2h 09m 59s en Valencia. También participará el chileno Matías Silva, que alcanzó un tiempo de 2h 14m 52s este año en Sevilla. 

El grupo de mujeres corredoras está liderado por las keniatas Rodah Jepkorir Tanui, ganadora del maratón de Buenos Aires 2019 y quien fijó el récord de la competencia en 2h 25m 46s, y  Sharon Jemutai Cherop, que regresó recientemente a las carreras luego de ser madre; es ganadora de la maratón de Boston, medallista mundial y su mejor marca fue de 2h 22m 28s. Desde Etiopía llega Kasu Bitew Lemeneh, que logró su mejor marca en Madrid, finalizando en 2h 26m 18s. La argentina María Luján Urrutia, campeona de Pampa Traviesa 2021, cuenta con un récord de 2h 38m 39s en Hamburgo y peleará el podio frente a las extranjeras.

Casi el 80% de los participantes son corredores amateurs. Eso genera que, especialmente en esta distancia, se vivan muchas carreras dentro de una. Se estima que los punteros de la categoría masculina llegarán apenas pasadas las 2 horas y de la femenina cerca de las 2h 20m. El grueso de la llegada se da entre las 3 y 4 horas, y los últimos corredores suelen tardar aproximadamente 6 horas. 

Eulalio Muñoz es el principal candidato nacional. (foto: @eulaliomjr)

“Cualquier persona que desconoce este deporte cree que esas personas cruzan el arco y se desmoronan porque llegan con lo justo, pero te puedo asegurar que no. Hay una sensación muy rara cuando va a cruzar un arco que cuesta tanto como el de los 42 kilómetros. Cada corredor sale pensando en el arco de vuelta, se imagina cruzándolo y cuando lo tiene cerca no lo quiere terminar porque no quiere que ese sueño se acabe”, cuenta emocionado Juan Martin Saab, y agrega: “Yo disfruto ver cuando mis alumnos corren ese último kilómetro con los ojos llenos de lágrimas, los puños apretados y la mirada al cielo, agradeciendo, sabiendo todo el esfuerzo y tiempo que le dedicó a este deporte. Es maravilloso ver esas llegadas, es digno de ver y admirar”.

La primavera se asoma y se espera una maravillosa jornada en la que algunos buscarán consagrarse, muchos revivirán lo que se siente esos kilómetros y algunos debutarán por primera vez en este circuito.

Edición: Tobías Szvetz