Por Francisco Declich y Julieta Rodríguez

Durante el segundo debate presidencial, celebrado ayer por la noche en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, los cinco candidatos se mostraron más eufóricos que en el de la semana pasada, en el que habían aparecido más controlados. Cada uno buscó llegar al votante con sus ideas y poner en aprietos a sus contrincantes. Los derechos a réplica fueron aprovechados de manera más repartida, a diferencia del primer debate en el que casi todos los candidatos agotaron sus cinco chances de responder en el transcurso del primer tema abordado, Economía.

Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio) supo aprovecharlo cuando cuestionó la plataforma de Javier Milei (La Libertad Avanza) y sus propuestas relacionadas a la portación de armas y venta de órganos, lo que forzó a Milei a gastar uno de sus derechos a réplica en aclaraciones sobre estos temas. Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País), en cambio, resultó repetitivo y no especialmente filoso con ningún candidato al momento de usar el derecho a réplica.

Los candidatos se mostraron más enérgicos en sus discursos y recurrieron a más chicanas hacia sus contrincantes. Desde el “Massa, dijiste que venías a sacar las papas del fuego y nos hiciste puré” de Bullrich hasta el “te quiero decir Patricia que hablar vulgar o hablar canchera no te va a hacer más popular el día de la elección” de Sergio Massa (Unión por la Patria), intentaron incomodarse mutuamente.

La que se mostró más incisiva con sus cuatro adversarios fue Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad), que levantó la temperatura del debate y fue tendencia en las redes sociales. Su uso de los derechos a réplica dieron lugar a discusiones interesantes, al igual que sus preguntas fuera de los ejes temáticos. Los dos minutos que usó para hablar de políticas de protección del medio ambiente fueron disruptivos con el tono que se tenía hasta ese momento, y dejó en evidencia el no acercamiento de los otros candidatos a este tema. “El sistema capitalista está destruyendo el planeta. Sequías, olas de calor, incendios y más y más contaminación”, disparó.

Massa reforzó algunos conceptos que ya había tratado en el debate anterior, como la buena relación con la iglesia, nombrando a Dios en varias ocasiones, y manifestó su postura feminista. No le alcanzó con nombrar distintas medidas que tomaría en pos de la protección de los derechos de la mujer, sino que, después de que Milei afirmase que Bregman no conoce de economía en tono de burla, le contestó: “Javier, hasta acá llegaste, dejá de faltarle el respeto a las mujeres”. Una vez más, el candidato de Unión por la Patria incluyó en sus intervenciones a radicales, a representantes de la derecha y la izquierda, y a los movimientos provinciales, para reforzar su apuesta por conformar su eventual gabinete con miembros de distintas fuerzas, siempre y cuando sean “los mejores”. Hacia el final, sumó al fútbol en una pregunta a Schiaretti: “Querido Juan, hace pocos días nos enteramos que Argentina va a ser sede del Mundial 2030, y propuse que Córdoba sea una de las subsedes. Te quiero preguntar si me vas a acompañar en el comité que define a Córdoba como subsede”. en el que él habría sido clave para la posibilidad de que este se juegue en la Argentina. El gobernador cordobés respondió: “Ya lo había propuesto yo por Twitter cómo vamos a remodelar el estadio Kempes para llevarlo a 72 mil ubicaciones para ser sede”.

A Bullrich se la vio más segura que la semana pasada y fue ganando confianza a lo largo de la noche, aunque se notaron varios balbuceos y furcios. Se presentó como la principal abanderada de la seguridad, temática en la que se esperaba que mostrara su mejor faceta, y defendió tanto a su gestión como ministra durante el gobierno de Mauricio Macri como al policía Luis Chocobar, condenado por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego cometido con exceso en el cumplimiento de un deber. Resultó llamativa la reiteración de sus slogans de campaña durante sus intervenciones: “Es ahora, y es para siempre”,  “Argentina tiene todo, pero los argentinos no tenemos nada”, “El que las hace, las paga”. Tampoco perdió oportunidad para recordar repetitivamente el caso del ex jefe de Gabinete bonaerense Martín Insaurralde.

Milei tuvo puntos altos y bajos. Su capacidad de argumentación, normalmente muy sólida, perdió claridad, por momentos fue redundante y se sostuvo en amplios conceptos de conocimiento general como “la culpabilidad de la casta”, para orientar al televidente en la línea de su discurso. A diferencia del debate anterior, ayer por la noche levantó el tono de voz dos veces: una contra Bullrich y otra contra Bregman. La segunda denunció el estilo discursivo que Milei: “Cuando Milei te habla en difícil, lo hace para ocultar su verdadero plan. Indemnizaciones, afuera. Licencias, afuera. Aguinaldo, afuera”. Además, el candidato de La Libertad Avanza evadió ciertos temas como la protección del medio ambiente, en cuya sección terminó hablando de propuestas de educación que ya se habían discutido la semana anterior en su correspondiente eje. De todos modos, retomó algunas de las posturas que lo llevaron a ser quien es hoy, lo que le dio algunos momentos de brillo. Sus expresiones faciales, mucho más exageradas que las de Massa, desviaron la atención hacia él, y pusieron al televidente a la espera de una respuesta irreverente, acompañada de pensamientos catalogados como incorrectos, como la negación del cambio climático.

Al principio del debate todos los candidatos brindaron su solidaridad con el pueblo de Israel, luego de los ataques sufridos el sábado por la mañana por parte del grupo terrorista Hamás, salvo Bregman, que sostuvo: “Nos duelen las víctimas civiles que ocurren en un conflicto que tiene como base la política del Estado de Israel de ocupación y de apartheid contra el pueblo palestino”. Algunas idas y vueltas lograron una declaración llamativa de Massa: “Cuando sea presidente voy a incluir a Hamás en la lista de organizaciones terroristas de la Argentina”.

Schiaretti tuvo un desempeño más deslucido que el del primer debate, luego del que resultó una sensación en las redes sociales como protagonista de una oleada de memes y, para el público general, se había mostrado como un candidato más moderado. En esta ocasión, el gobernador cordobés no aportó casi nada nuevo, y repitió, por minutos enteros, temas que había desarrollado de la misma manera la semana anterior. Con su relativa buena gestión en Córdoba y su proyecto federal de inclusión de las provincias como argumentos base, se redujo a frases como “Nunca vamos a votar una ley que perjudique al interior de la patria”. Quizás para mantener su vigencia en redes sociales, el candidato de Hacemos por nuestro país introdujo algunos chistes, y no atacó especialmente a nadie, siendo, de alguna forma, condescendiente con Milei, con quien había mostrado acercamientos el domingo pasado.