Por Camila Mitre
Lilia Lemoine, candidata a diputada nacional por La Libertad Avanza (LLA), anunció en diálogo con el canal de streaming Neura que tiene “cien proyectos de ley” con su abogada y uno de ellos está vinculado a la “renuncia de la paternidad”. Esta propuesta, que plantea la posibilidad de que los hombres decidan si hacerse cargo de un hijo o no, fue ampliamente repudiada en redes sociales por diferentes referentes políticos, del oficialismo y de la oposición.
Para la asesora de imagen de Javier Milei, las mujeres a menudo “pinchan un forro” o “se aprovechan de la calentura de un hombre” para embarazarse como un “enganche”. Esto les otorgaría derecho a los hombres a no cumplir con la cuota alimentaria que establece el Código Civil y Comercial en los artículos 658 y 663. Amparada en los dichos de su abuela, “que era enfermera”, Lemoine también definió la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) como “un privilegio para matar”. En ese sentido, su futuro proyecto condicionará a la persona gestante: “Cuando se entera de que está embarazada, tiene quince días para notificar al padre y este puede decidir si va a hacerse cargo del hijo o no”.
Este discurso, que parece tan básico, en realidad tiene un trasfondo muy complejo. En principio, porque la propuesta no se trata desde la perspectiva de la Educación Sexual Integral y la existencia de diferentes tipos de familia: biparental heteroparentales (mamá y papá) y homoparentales (es decir, dos mamás o dos papás) o monoparentales. Además de que una persona gestante que puede ser tanto puede ser tanto de género femenino como masculino, más allá del sexo biológico.
“El planteo es disruptivo, pero también inaplicable. No es menos cierto que muchas personas se sienten identificadas con esto, pero la responsabilidad parental es irrenunciable, se trata del derecho a ser cuidado por sus progenitores. Esto está impuesto por el Código Civil y por el resto de los tratados internacionales con jerarquía constitucional”, explica Luciana Martí, abogada especializada en derecho de familia, y agrega que en esta discusión “se mezclan un montón de conceptos” y “no se tienen en cuenta las distintas fuentes de filiación de un niño con sus padres: por naturaleza, a través de técnicas humanas de reproducción asistida o adopción”.
Además, Martí, agrega: “En lo que respecta a la obligación alimentaria, parte también de la responsabilidad parental, este conjunto de derechos y deberes que tienen los progenitores en relación con los hijos menores de edad y que no se encuentren emancipados, la obligación alimentaria es un derecho de los hijos“.
Casualmente hoy, el Indec y la Dirección Nacional de Estadísticas de Condiciones de Vida publicaron los resultados del Índice de Crianza correspondiente al mes de septiembre. Esta medición se compone por el valor de bienes y servicios esenciales para la niñez y la adolescencia, sumado al de su cuidado en manos de terceros. Para menores de un año, el costo de manutención fue de 141.320 pesos; de 1 a 3 años 166.877; de 4 a 5 años 134.600, y para mayores de 6 años, 169.570 pesos. Esta estadística fue lanzada en marzo pasado por el ministro de Economía y candidato a presidente de Unión por la Patria, Sergio Massa.
Aun sin que exista una legislación del tenor propuesto por Lemoine, los números en cuestión de manutención resultan alarmantes. Según el informe “Incumplimiento de la obligación alimentaria en la provincia de Buenos Aires”, publicado por el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, siete de cada diez chicos no recibe la cuota alimentaria y, en los casos en que sí, en nueve de cada diez no resulta suficiente para satisfacer sus necesidades.
Por otro lado, la Red de Bancos de Alimentos Argentina (RedBdA) informa que las demandas alimentarias crecieron un 80 por ciento este último año. Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), durante el primer semestre del año, el 73 por ciento de los hogares monomarentales utilizó diferentes formas de crédito (ya sea tarjetas o préstamos personales) para comprar comida o medicamentos. Y según Unicef, durante 2022, el 59 por ciento de estos hogares destinó más de la mitad de sus ingresos al pago de deudas o atrasos.
Pero el reconocimiento de un hijo o hija no radica solo en lo económico. La psicóloga Estela Grinbank sostiene que “los comentarios de la candidata no contemplan el derecho a la identidad”, y advierte sobre su importancia: “La identidad en el niño es lo que le va a permitir convertirse en sujeto. Incluso, el primer derecho en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño es el acceso a la identidad”.
El psicoanálisis, que estudia las conductas humanas desde la historia individual y colectiva de cada sujeto, define algunas consecuencias que –aunque no son lineales– se repiten en aquellos que tuvieron la ausencia de alguno de sus padres. Grinbank explica que los niños que no tienen clara su identidad “desarrollan problemas en el aprendizaje, sienten siempre que algo pasa. Es como un secreto a voces. Generalmente les cuesta aprender a leer y escribir. Pueden ser muy buenos en matemáticas, pero la lectoescritura les cuesta porque no pueden develar ese secreto que está ahí oculto”.