Por Inés Yawien

El jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, anunció el jueves pasado un plan de medidas para tratar una problemática creciente: la adicción al juego en niños y adolescentes. Desde el lunes se cerró la inscripción a nuevas licencias para operadores de apuestas y se suspendieron todos los convenios con potenciales operadores, además de sumar medidas de contención en educación y salud. La ludopatía infantil es una problemática muy grave que requiere de un abordaje integral y conjunto entre gobierno, escuelas, ONG, clubes y familias. Empieza como una distracción o diversión y se transforma en un impulso obsesivo muy difícil de frenar, manifestó Macri.

Durante el último año, la problemática de las apuestas online entre los jóvenes se instaló en las discusiones entre los padres por el surgimiento de nuevas plataformas y aplicaciones dedicadas a esta actividad y de muy fácil alcance. La mayoría no cuenta con dispositivos de identificación de edad eficaces: El crecimiento de esta problemática está asociado a la naturalización de estos juegos en las publicidades, en las redes, en las camisetas de fútbol y a lo simple que resulta apostar a través de los teléfonos. Muchos padres no supervisan qué están haciendo sus hijos, dice Pablo Melicchio, psicólogo y escritor.

En la actualidad, el 98,6 por ciento de los menores tiene algún vínculo con la tecnología mientras que el 52 por ciento de los padres cree que sus hijos hacen un uso excesivo de pantallas y dispositivos, según una investigación de Lotería de la Ciudad (LOTBA). Además, la mitad manifestó preocupación por la posibilidad de que sus hijos realicen apuestas online. “Cuando hablamos de ludopatía, hablamos de la adicción a los juegos de apuestas en sus formatos reales o virtuales. Un ludópata es aquella persona que tiene una dependencia psicoemocional y/o física a las apuestas, dice el psicólogo.

Una trabajadora de una casa de apuestas vía Whatsapp que pidió no revelar su identidad explica cómo es el mecanismo del casino online: “Usamos una aplicación aparte, nunca nuestros números personales. Nos llegan mensajes de gente que viene gracias a la publicidad o influencers. Les pasamos un alias que se va rotando, nos transfieren y ahí les cargamos las fichas. Una ficha vale un peso”. Con respecto a la edad de las personas que juegan, explica: “No tenemos forma de verificarla. Por más que yo sepa que es menor porque tiene una foto de perfil con el uniforme del colegio, si me transfirió yo le tengo que dar las fichas. Creo que es un control que tienen que hacer los padres”. Sobre las medidas de Jorge Macri, la trabajadora sostiene: Muy pocos casinos son legales, por eso estamos siempre pendientes de cuidar nuestra identidad. Lo de las adicciones lo notamos mucho, la gente se pone muy ansiosa”.

Más allá de las medidas que pueda tomar el Estado, Pablo Melicchio cree que los padres deben estar atentos a la conducta de sus hijos: “Cuando tenemos un joven ludópata sí o sí va a mostrar un síntoma psicoemocional, una conducta rara, ahí tiene que haber una mirada adulta”. Además, reflexiona: Tiene que haber una estructura familiar abierta al diálogo, no a la sanción. La diferencia entre uso y abuso hace a la adicción.

Edición: Gabriela Stancato y Joaquín Benitez Demark