Por Lucía Scorzelli

En un mundo multipolar, el ascenso de potencias como China, los BRICS+ y la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) genera nuevas tensiones mundiales. En este contexto, como plantea Jerónimo Guerrero Iraola, magíster en Derechos Humanos, “la Antártida, única zona sin soberanía asignada, cobra un valor enorme en términos geopolíticos y del futuro”. Esto la convierte en un territorio crucial para futuras disputas de poder global. Según Guerrero Iraola, quien prevalezca sobre este territorio será el que mejores condiciones tenga para encarar la transición del mundo que se viene. El reciente anuncio ruso sobre reservas petrolíferas en la región, dice Guerrero Iraola, “desnuda que la pretensión no es solamente estar ahí por un pedazo de tierra en sí mismo, sino que además pareciera ser la puerta de entrada o la vía al desarrollo global en términos de poder acceder a recursos que van a estar escaseando“. 

Por su parte, Mariano Mémoli, exdirector nacional del Antártico, advierte que la Antártida despierta un gran interés internacional, liderado principalmente por el Reino Unido, país con el cual la Argentina mantiene un conflicto de soberanía territorial. “Nosotros tenemos que ocupar la Antártida y dar la batalla donde somos fuertes”, enfatiza Mémoli, para quien la Argentina debe enfocarse en la ciencia, no en el plano militar, dada la situación en las islas Malvinas bajo control de la OTAN.

Sin embargo, la reciente jubilación de veinte científicos del Instituto Antártico Argentino (IAA), los mejores formados en esta área, pone en riesgo la capacidad científica del país en la región. “Hay que aumentar la actividad científica, no disminuirla”, advierte Mariano Mémoli. El principal problema con esta jubilación es que los científicos antárticos no son convencionales; también saben manejarse en esa delgada línea entre lo académico y lo político. Los países que aspiran a tener influencia en la Antártida lo gestionan eficazmente. En mi opinión, es desastroso porque el conocimiento no tiene edad y es difícil encontrar profesionales tan calificados. Han demostrado ser brillantes y están a la vanguardia, siendo ejemplos para futuras generaciones. Estas son áreas científicas y políticas que presentan deficiencias y requieren mejoras urgentes”.

LA IMPORTANCIA DE LA PATAGONIA Y EL ATLÁNTICO SUR

Juan José Carbajales, subsecretario de Hidrocarburos de la Nación entre 2019 y 2020 y titular de la consultora Paspartú, destaca la importancia estratégica del sur argentino: “Malvinas es imprescindible para el desarrollo de la Patagonia y sobre todo del Atlántico Sur”. Y agrega: “Es importante tener una presencia activa, primero para conocer los recursos; una vez que los conocés, los podés defender. A través de esa presencia, se podría pensar en una recuperación de la soberanía territorial”. Por eso, una política que entienda el mundo en el que estamos debería entender el sur como un todo y apuntar a industrializar la Patagonia y, para eso, poblarla. Carbajales sostiene que lo peor que la Argentina puede hacer es dejar la proyección antártica y el Atlántico Sur librados a las fuerzas globales.

Sin embargo, hoy la Patagonia, que es la región más grande del país, es también la menos poblada. Esta zona es rica en energía fósil, con la segunda reserva más grande de gas no convencional y la cuarta de petróleo, en Neuquén y Río Grande. Además, tiene un gran potencial hidroeléctrico con las represas del río Limay en Neuquén y Río Negro, y proyectos como las hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz. Y también está la energía eólica, con algunos de los mejores vientos del mundo. La pregunta es: ¿el país lo está aprovechando?

DESAFÍOS EN LA POLÍTICA ENERGÉTICA Y DE RECURSOS

Con el nuevo rol que el gobierno le está dando al Estado, surge una gran pregunta. YPF se retira de las cuencas convencionales, lo que plantea “el riesgo de una disminución en la producción y la inversión, lo que podría resultar en una reducción de la actividad económica, incluyendo despidos y paralizaciones”. Ahora YPF parece priorizar las exportaciones sobre el mercado local y las necesidades provinciales, a pesar de que el Estado es dueño del 50 por ciento de la empresa. La incertidumbre aumenta con la posible aprobación de la Ley Hidrocarburífera, que elimina la obligación de abastecer al país antes de exportar, lo que marca un cambio significativo en la política energética argentina.

Por otro lado, cuando hablamos de los recursos energéticos, el gran desafío del país es la infraestructura, especialmente para manejar los excedentes de Vaca Muerta, como comenta Carbajales. También señala que “actualmente, los oleoductos los están construyendo empresas privadas lideradas por YPF, pero el gran interrogante son los gasoductos”. Históricamente, tanto los gasoductos como las grandes líneas eléctricas eran planificados, coordinados y financiados por el Estado, con fondos del Tesoro, pero ahora el gobierno adopta una postura pragmática, al dejar la obra pública en manos del sector privado. La pregunta es si este enfoque será efectivo, dado el cambio respecto al esquema tradicional.

¿HACIA DÓNDE VAMOS?

La Antártida es clave para sostener el reclamo de soberanía, que necesita de presencia y desarrollo. Argentina tiene todos los recursos para integrarse globalmente. La gran pregunta es cómo hacerlo. Según Guerrero Iraola, el país tiene dos opciones: “O primarizar nuestra economía como proveedores de materias primas, lo cual sería desastroso, o desarrollar soberanamente conocimiento. La Argentina podría ser la productora global de patentes respecto a cómo se produce alimentos, para qué se utilizan, cómo generar intervenciones en lo que hoy se conoce como ingeniería biológica. Contamos con agua, alimentos, energía y talento calificado para liderar en desarrollo basado en conocimiento”.

Esto remarca la importancia de la ciencia, en un mundo donde el conocimiento genera un valor cada vez mayor. La Argentina puede destacarse globalmente, pero es preciso estar atentos a las políticas actuales. Hoy, la falta de una estrategia orientada al Atlántico Sur y al mantenimiento firme del reclamo de soberanía sobre los territorios nacionales es motivo de una alarma.

¿Hay forma de salir de este pantano? Mémoli responde con optimismo: “Sí, tenemos científicos, tenemos logística. Hay que volver a juntar a los que se han ido o los que van a echar y juntarlos con los nuevos para hacer una escuela acelerada y salir adelante en todos los rubros de lo que es la ciencia y la logística antártica”.