Por Mía Yélpez
Septiembre de 2025: pasaron once meses, 48 semanas y más de 370 días del peor desastre meteorológico que sufrió Europa en 2024. La DANA, que afectó principalmente a la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, causó la muerte de al menos 227 personas, la mayoría de ellas en Valencia, y se trató del peor desastre natural de la historia de España.
“La situación sigue siendo devastadora. Las calles muestran cicatrices visibles, locales abiertos pero muchos destruidos, y sin poder levantar cabeza para seguir adelante.” La DANA golpeó con fuerza la Comunidad Valenciana, donde dejó viviendas destruidas, calles inundadas y una incertidumbre que todavía se siente hoy. Melisa Farias es una argentina que vive en Valencia hace siete años con su pareja en un pueblo llamado El Puig, y cuenta cómo cambió la vida cotidiana luego de aquel temporal y qué marcas dejó en la ciudad. “Muchos edificios aún no disponen de ascensores ni timbre, y muchos de los garajes continúan inhabilitados por los destrozos causados, obligando a los que viven allí a que estacionen su auto sobre las veredas.”
“Fue algo que nunca pensamos que íbamos a vivir. Nos tomó por sorpresa. El agua entraba por todas partes, no solo en casas, también en comercios, garajes, colegios. En mi barrio, mucha gente perdió muebles, electrodomésticos y hasta recuerdos familiares. El problema fue que las alarmas llegaron tarde”, cuenta Melisa, al recordar la madrugada en la que la tormenta sorprendió a la ciudad.
A casi un año de los sucedido, asegura que, aunque la ciudad parece haberse recuperado en la superficie, los efectos siguen presentes: “Muchas familias siguen endeudadas por las reparaciones y hay alumnos que estudian en escuelas sin las condiciones favorables porque no alcanzaron a repararlas”.
Asociaciones barriales y voluntarios fueron clave en la limpieza y asistencia inmediata en las localidades del sur más afectadas. “Esa solidaridad fue lo más lindo dentro de la tragedia que vivimos. Nos unió mucho como comunidad”, cuenta Melisa. Todavía queda pendiente la reconstrucción de instituciones que directamente tuvieron que ser derribadas debido al mal estado y riesgo que implicaban si se habitaban nuevamente.
La ciudad de Valencia hoy combina resiliencia y desconfianza. Sus habitantes intentan volver a la normalidad, sabiendo que los eventos climáticos extremos son cada vez menos excepcionales. “Aprendimos a convivir con la idea de que puede volver a pasar, pero cada vez que se anuncian lluvias fuertes, vuelve el miedo. Ya no escuchamos la palabra ‘gota fría’ de la misma manera”.
Aunque la DANA de 2024 ya pasó, las secuelas siguen vivas, y la sensación es que lo peor puede volver a suceder. Durante las últimas horas, los restos del huracán Gabrielle puso en alerta a seis comunidades españolas por lluvias intensas y riesgo de inundaciones, entre ellas, Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña, La Rioja y Comunidad Valenciana.
Esta situación preocupa, sobre todo, en las áreas afectadas en Valencia por la DANA, porque las alcantarillas siguen en mal estado y muchos edificios de la zona se encuentran en obra. La comunidad de Zaragoza atendió durante la noche 1.700 llamadas a causa de inundaciones y desbordamiento del “Barranco de la Muerte”. Además en otras provincias, como Valencia y Cataluña, también hubo cortes eléctricos, rescates de personas y suspensión de clases.