Por Ivana Hauschildt @ivanahausc

Los testimonios de la audiencia del hoy del juicio contra los integrantes de las tres juntas militares que gobernaron de facto el país entre 1976 y 1983 versaron sobre la complicidad de los dictadores argentinos con sus pares uruguayos en las tácticas empleadas en la represión ilegal.

La primera en prestar declaración fue Matilde Rodríguez, viuda de Héctor José Gutiérrez Ruiz, último presidente de la Cámara de Diputados del Uruguay, antes de que los militares tomaran el poder en ese país. La testigo relató que ella, su marido y otros dirigentes de la oposición del Partido Blanco llegaron a la Argentina buscando refugio de la persecución militar en su país, pero que a poco de llegar, su esposo fue secuestrado y luego asesinado.

Según Rodríguez, un grupo de hombres vestidos de civil que manifestaron ser de la Policía Federal capturaron a Gutiérrez Ruiz en su domicilio de la calle Posadas y el hecho ocurrió tan rápido que no dio tiempo a que sus amigos pudieran gestionar su liberación.

“Cuando se llevaban a mi marido surgió el nombre de (Zelmar) Michelini y alguien del grupo de secuestradores dijo: `Ese también, ese comunista nos interesa´”, dijo Rodríguez y afirmó que ella había intentado hacer la denuncia en la comisaría Nº 15 pero que no se la habían aceptado.

Cuatro días después del secuestro, el 18 de mayo de 1976, los cuerpos del diputado Héctor José Guttiérez Ruiz, del senador Zelmar Michelini y de los dirigentes Rosario Carmen Barredo y William Whitelocke aparecieron en el interior de un auto.

Matilde Rodríguez, viuda del ex diputado uruguayo Hérctor Pérez Ruiz. (Foto: Jorge Ameal)

El caso del Hotel Liberty

Declaró a continuación Beatriz Taub, quien con 18 años fue testigo del secuestro de sus padres y su hermano, ocurrido en el famoso Hotel Liberty, ubicado en plena avenida Corrientes de la ciudad de Buenos Aires, del cual su familia era propietaria.

Guillermo Luis Taub, su esposa Flora Gurevich y el hijo de ambos, Guillermo Taub, fueron brutalmente capturados por hombres armados y, según detalló la testigo, ella pudo ver a su padre recién tiempo después de la captura, cuando un llamado telefónico anónimo la alertó que estaba internado bajo otro nombre en el hospital municipal de Vicente López. “No era ya la misma persona que cuando lo detuvieron”, aseguró Taub. Y agregó que, debido a las torturas sufridas, su padre permaneció dos años y medio sin poder caminar, y padeció durante muchos años alteraciones mentales.