S. Valdez, M. López, M. Muñiz, L. Alvarado

Dos años después de haber sido electo Presidente de la Nación con un 48,37 por ciento de los votos, con una alianza que despertó la esperanza en millones de argentinos tras 10 años de menemismo, el 20 de diciembre de 2001 Fernando de la Rúa renunciaba a su cargo, dejando un país en crisis, con 39 muertos en las calles.

A 15 años de su salida del poder, el ex presidente conversó en exclusiva con Diario Publicable en su casa del barrio de Recoleta y contó que está escribiendo un libro de memorias, en el que promete contar toda su verdad. “La inequidad, la estupidez, la falta de los jueces. No quedó nada de toda esa parafernalia”, dice.

-¿Entonces usted no cree en la justicia?

-No sentí la garantía de la Justicia, salvo en el tribunal oral.

-¿Qué recuerda particularmente del 20 de diciembre?

No me levanté esa mañana pensando en renunciar. La convocatoria al Partido Justicialista la iba a hacer Chrystian Colombo, el entonces Jefe de Gabinete, pero la tuve que hacer yo porque él desapareció y tuve el rechazo del justicialismo y del radicalismo.

-¿En qué momento decidió renunciar?

-Cuando el senador Carlos Maestro me llamó por teléfono desde la casa de (Raúl) Alfonsín, y me dijo que no veían otra opción que la renuncia.

-¿Tenía otra alternativa?

Me dejaron en soledad absoluta, la resistencia era absurda. Sentía en ese momento que mi deber era contribuir a la pacificación del país y de las instituciones.

-¿Cómo fue ese momento?

-Ahí decidí irme a mi casa, que era Olivos y hubo un episodio que después se convirtió en un símbolo deformado. El jefe de la Casa Militar, que estaba desde hacía tres días y no me conocía lo suficiente, me dijo que saliera en helicóptero por el techo de la Casa de Gobierno. Tuvimos una discusión tonta que ya no tenía sentido, porque yo ya había mandado la renuncia. A lo mejor cedí a esa presión, no debí haber cedido. Yo me hubiera quedado en la Casa de Gobierno, hasta dormir si quería. No había ningún riesgo, peligro, ni nada.

-¿Cómo vio el accionar de la prensa en ese momento?

-La prensa interesada convocaba a la gente a manifestarse en contra, a insistir con la violencia en la calle. Revisen los programas de televisión y van a ver que el periodista Julio Bazán convoca a la gente a los cacerolazos a la Plaza de Mayo.

-¿Usted cree que pudiendo reencauzar la crisis, el fin de su gobierno hubiera sido diferente?

-Sí, porque a los seis meses subió la soja. José Luis Manzano, que es muy agudo e inteligente, decía un poco en broma un poco en serio: “Si no los sacábamos, se quedaban 10 años. Iba subir la soja y no los sacaba nadie”.

-¿Manzano se lo dijo a usted?

-Sí, sí. Me reí, pero eso es lo que pensaban ellos en ese momento y se quedaron 10 años.

-¿Cree que influyó el accionar del gobierno anterior en su caída?

-Había un gran enfrentamiento en el país que venía desde la época de Carlos Menem. Había dejado mucha deuda, acá adentro se movían los opositores del peronismo de la provincia de Buenos Aires y algunos radicales que querían apropiarse del gobierno. Acá se quisieron aprovechar de cuanto peor se pusiera todo. Si hubiéramos tenido la ayuda del Fondo Monetario Internacional salíamos. Pero lo doloroso es que el espíritu patriótico en Argentina no se vio.

-¿Por qué renunció el vicepresidente Carlos Chacho Álvarez?

-Él dijo que era por la situación económica y por diferencias de criterio de cómo encarar la lucha contra la corrupción. El mío fue un gobierno que hizo de la honestidad una bandera, ayudó a la gente a creer en sus gobernantes. Entonces adherir a ese gobierno con la sospecha de las coimas en el Senado implicaba debilitar la imagen del gobierno.

-¿Cuándo usted dijo que se retiraba, pensó en retomar la competencia electoral?

-No. Yo he puesto todo para el país. Luego de haber vivido todas esas cosas, después de una larga carrera y haber llegado a la presidencia, he visto las miserias y las traiciones.

-¿Por qué motivo llamó a Domingo Cavallo para ser su ministro de Economía?

-Antes de que renunciara José Luis Machinea, Chacho Alvarez me había sugerido el nombre de Cavallo, pero dije que no, porque iba a ser un problema en el radicalismo. Entonces lo nombré a (Ricardo) López Murphy que armó un desbarajuste, al reducir el gasto público en áreas sensibles como el incentivo docente, lo que provocó que salieran a la calle a protestar los docentes y renunciara la mitad del gabinete. Voy a Olivos y estaba toda la cúpula del radicalismo y vinieron también los de la Alianza. Ellos mismos trajeron a Cavallo, que adoptó medidas muy progresistas, como por ejemplo reducir en impuestos, aunque eso nos jugó en contra después con el Fondo Monetario.

-¿Encuentra similitudes entre su gobierno y el gobierno de Cambiemos?

-La similitud que encuentro es en los valores republicanos, nada más. A ellos también le han dejado una pesada herencia.

-Eduardo Duhalde dijo que si Macri pierde las elecciones legislativas es probable que vuelva el “que se vayan todos”, ¿cree que eso puede ocurrir?

Es un disparate hablar del que se vayan todos. Es antidemocrático y antirrepublicano. Son slogans que prenden y después se le quiere encontrar justificación y la prueba está en que no se fue nadie. Yo renuncié porque tenía que renunciar.