Por Noelia Nigro @Batinoelia

Su nombre es Sebastián, pero sus amigues le dicen Sebi. Y aunque no le molesta que utilicen ningún pronombre para referirse a elle, tiene una preferencia por el neutro o el femenino. Actualmente se identifica como “no binarie”, aunque en su infancia se veía como un nene femenino, y ahora está muy feliz de haber encontrado finalmente su lugar.

No tuvo ningún referente con quien pudiera identificarse y que le ayudara a entender su identidad pero, durante su niñez, estuvo “muy pegade a las femineidades” y sostiene que es el motivo por el cual se identifica mucho más con ellas.

Comenzó a descubrir su identidad recientemente, leyendo e investigando sobre qué significaba ser una persona no binaria y construyendo un concepto propio, que se ajuste a sus ideas. “Cada día vas sumergiéndote más el mundo de lo que sentís y vas generando tus propias reglas para aprender cómo te percibís”, asegura, remarcando positivamente la libertad que siente.

Tengo una amiga que me hizo las preguntas que me hacía mi voz interior.’¿Lo pensaste bien? ¿Estás segure?’”, cuenta que fue una de las reacciones que tuvo al contarlo, y que ese fue el momento en el que supo que era la decisión correcta. Todes sus amigues tuvieron reacciones buenas y le apoyaron, dejándole en claro que “fue lo mejor que podría haber hecho”.

Por el ambiente en el que estuvo toda su vida, siempre rodeade de gente muy abierta, nunca tuvo que enfrentarse a una situación de violencia real. Cuando dio a conocer su sexualidad en la secundaria recibió algunos comentarios feos, pero reconoce lo afortunade que es de no haber vivido algo peor e intenta acompañar a quienes sí sufrieron discriminaciones violentas.

A pesar de esto, todavía no lo habló en detalle con su familia. Intenta presentar el tema en su casa de a poco, comenzando con el uso del lenguaje inclusivo en la vida diaria, que todes van incorporando. De todas formas, no duda de la aceptación de sus padres, ya que cuando previamente les contó sobre su atracción hacia a los hombres no le cuestionaron nada. Tampoco cuestionan el hecho de que haga drag. Aunque todavía no vayan a verle, Sebi cree que es cuestión de tiempo.

El drag consiste en la creación de un personaje basado en estereotipos femeninos exagerados, burlándose de las nociones tradicionales del género y los roles que propone. Este arte, aunque se modificó a lo largo del tiempo, existe desde el siglo XIX y se mantiene vigente en la cultura actual.

“Político, polémico y muy emocionante”: así define Sebi a Mabel, su personaje drag

Sebi conoció el drag por medio de la serie “RuPaul’s Drag Race”, una serie de competición producida en los Estados Unidos, y decidió que quería probar: “Al principio era una manera de expresar la femineidad que yo tenía y que quería ser algo más”. A partir de eso comenzó a construir su personaje, y eso fue un ejercicio de actuación y de expresión artística: “El personaje no sos vos, pero tiene muchísimas cosas tuyas y a mí eso me reayudó”.

Mabel es su alter ego drag, y la describe como un ser muy cambiante pero que siempre intenta llamar la atención. “Es de mostrarse mucho, y es muy políticamente polémica”, comenta y agrega que la intención es crear una reflexión en el público. Sin embargo reconoce el humor y la emoción como puntos clave para llegar a la gente y hacerles pensar en cosas que de otra forma no cuestionarían.

En sus actuaciones refleja su opinión sobre las desventajas de un sistema binario de género, y la importancia de apoyar a quienes no se sienten incluides y son perjudicades. Además visibiliza problemáticas de las mujeres y las acompaña en sus reclamos, dando a su drag un mensaje social y político.

Lo más importante es que hay que hablar con personas que representen el tema, para ver qué es lo que pasa y cómo se sienten cómodes”, explica sobre la dificultad de generar conversaciones que den resultados en los medios de comunicación. Considera que es muy importante que se escuchen las experiencias en primera persona, y pide que se contrate más gente trans, tanto en los medios como en otras áreas.

Lo que más le frustra es la lentitud de la sociedad para comprender y aceptar estas cuestiones. Mientras que en unos años. elle pudo entender qué es la sexualidad y qué es el género, y lograr cuestionarse otras cosas que no son de debate social, siente que a la sociedad le va a tomar más tiempo. “Es muy fuerte pensar que mientras une va corriendo, otres van mucho más lento y les va a llevar 500 años incorporarlo”.