Por Martina Maggi @martimaggi
“Es talle único”, responde una vendedora como si estuviera dando una explicación satisfactoria al pedido de un tamaño más o uno menos. ¿Con qué lógica se explica que haya un talle con la responsabilidad de encajar en todos los cuerpos de los miles que entran a los locales de indumentaria? Quien no entra en el “talle único” -que proclama tácitamente ser para cuerpos “normales”- pasa a ser una persona “anormal” físicamente.
El pantalón talle 40 de una marca tiene las mismas medidas que un 44 de otro local. En algunos comercios no existen alternativas más amplias que el 36. Y sucede también que el que lleva la etiqueta 44 en realidad es un 38… Todo esto hace difícil comprar ropa y altera el autoestima de las clientas que, confundidas y excluidas, dejan los probadores en soledad y devuelven las prendas con una sonrisa forzada: “No me convenció. Cualquier cosa vuelvo”. Y no van a volver.
Actualmente en Argentina existen 12 leyes provinciales de talles, pero no hay un control riguroso para garantizar su aplicación. Ya sea a propósito o por imposibilidad, las marcas y los diseñadores de indumentaria no responden a la obligación de vestir a todos los cuerpos del país.
AnyBody Argentina es parte del movimiento global de “cuerpos en extinción”, una organización que proyecta transformar la cultura visual y la sociedad para incluir todos los tipos de cuerpos. Uno de sus objetivos principales es promover el cumplimiento de la Ley de Talles con un proyecto elaborado junto a la diputada nacional Victoria Donda, que propone ocho talles variados a elegir por cada marca para asegurarle a los ciudadanos y ciudadanoas que haya ropa para cada tipo de cuerpo y que, por ende, el talle único deje de existir.
Camila Papa, activista de AnyBody, expresó que una de las partes más importantes de la ley es la “normalización de los talles” frente a la tabla actual, ya que tiene medidas basadas en cuerpos europeos de hace muchos años. “La diferencia es enorme porque no solo es viejo sino ajeno, la forma del cuerpo latino es distinto”, explica Papa. “La idea es normalizar los talles y que tanto en Buenos Aires, en Jujuy o en Río Negro, se tenga la seguridad de que todos van a encontrar ropa”, añade. Con tal propósito, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) dispone de estudios antropométricos a voluntad, es decir, en los que uno puede ir a sacar sus medidas para sumarla a una tabla de talles nueva, acorde con los cuerpos actuales del país.
Donda jugó un rol protagónico para poner el proyecto en agenda y llevarlo al Congreso. Fueron sus asesores junto a Anybody los que terminaron por redactarlo. “Nuestro pilar es que la ley sea nacional, coherente, normalizada e inclusiva”, dice Papa y agrega que expresarse a través de la ropa “es un derecho fundamental”. Actualmente la ley tiene estado parlamentario y este año no fue tratada debido al extenso debate del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, pero la organización lo sigue teniendo como prioridad: “Es hora de hacer ruido nuevamente y presentarlo de vuelta porque la ley es nuestra meta y no está en el plan dejar de intentar”.
El año pasado Anybody Argentina hizo una encuesta que reveló que el casi el 70% de las personas tuvieron o tienen dificultades a la hora de encontrar talle en los locales de ropa. “Al menos en Capital Federal, el talle más grande no es realmente grande”, marcó la activista. En pos de visibilizar la diversidad de cuerpos, la organización cuenta con un “modelometro”, una estructura de madera rectangular que marca la altura y ancho de una modelo standard (90, 60, 90 de ancho y 1,80cm de alto), medidas en las que que estudios lograron comprobar que solo el 5% de personas tiene de forma natural. “Hay un 95% de personas que no están siendo representadas o tienen que no comer para hacerlo y, como la gente no lo sabe, le hacen creer que si no encaja en esas medidas, es porque está mal y tiene que cambiar”, denuncia Papa.
Para hacer llegar el mensaje e intentar generar el cambio visual, las redes sociales son un factor indispensable. La organización se encargó de que Facebook borrara el estado de “hoy me siento gordo” y, en un primer momento, la eliminación de las aplicaciones (en todos los sistemas operativos) que invitan a los más chicos a hacer operaciones estéticas. “En internet todo es más peligroso, en especial que los influencers hablen de rutinas alimentarias como si supieran”, dijo la activista sobre los famosos en las redes que aconsejan dejar las harinas, grasas o hacer dietas estrictas. “Nadie hace campañas de salud, todo es estética pura, por lo que la sociedad tendría que cambiar casi todos sus conceptos y construcciones para dejar de excluir a la gordura”, destaca la activista.
La discriminación a la diversidad de cuerpos no es un tema reciente y lleva consigo una mochila de muchos años que, aunque afecta a todos los géneros, tiene un lazo importante con el machismo. “Siempre se pidió que la mujer no fuera ni muy gorda ni muy flaca, que muestre un poco pero no mucho, que cumpla algo, algún estereotipo o alguna forma”, expresa Papa. Junto a Anybody, visitan espacios como festivales y ferias para hacer frente a esta problemática e invitar a quienes quieran a manifestar el amor por su cuerpo y respetar al de al lado. ”La opresión a la mujer en este caso viene desde el lado del sometimiento, de estar concentradas en la comida, calorías y el espejo más que en otra cosa”, sostiene la activista. “Como sociedad nos parece normal que la mujer siempre esté a dieta y sea presa de lo que come, pero no normalizamos que una pueda estar más gorda o más flaca que otra. Es una locura”, afirma.
Camila Papa junto a Anybody Argentina son parte clave para que exista una ley de talles nacional y, por consecuencia, una mirada más abierta en la que no sea solo de valientes amigarse con el cuerpo y poder expresarse por medio de la ropa. Desde la delgadez hasta la gordura, siempre amparado por una buena salud, el ideal de la organización es una sociedad que pueda naturalizar la variedad de cuerpos y no rija por un solo modelo de belleza. “No debemos bajar kilos o subir unos más por no encajar con la medida construida por la sociedad. Mientras se esté sano, la medida adecuada es la que tenemos y la sociedad será la que se tenga acostumbrar a ella”. concluye.