Por L. Saludas, P. González, A. Villa; L. Imai; M. Da Rocha

Argentina es el quinto país en el ranking de producción de energía eólica en América. El camino que la llevó allí tiene ya varias décadas: hacia 1996 se formó la Asociación Argentina de Energía Eólica, pero los primeros trabajos vinculados con el desarrollo de equipos para la generación de energía eléctrica a partir del recurso eólico comenzaron en 1980, con el desarrollo y construcción de la Turbina Eólica Argentina.

¿Seguiremos avanzando, podremos generar cada vez más energía a partir del viento? “Para eso se necesitan dos factores fundamentales: el recurso energético -viento y espacio físico donde emplazar los parques o granjas eólicas- y el financiamiento”, dice Alejandro Micozzi, gerente de Proyectos Renovables del Grupo Tecnas. Argentina demostró hace más de 30 años, cuando construyó el primer parque eólico de América del Sur, que tiene el recurso energético. También se evidenció que puede tener rendimiento técnico de excelencia: en 2014 el Parque Eólico Rawson 1 y 2 tuvo el mejor rendimiento mundial de parques construidos con máquinas Vestas. Tampoco hay problemas de saturación de fuentes de energía renovable, como tienen otros países que ya están mucho más avanzados en la construcción de parques. Pero por el otro lado, Argentina -y hoy todo el mundo- está sin recursos financieros para encarar un proyecto que necesita una financiación a 20 años”.

Micozzi cree que con la situación actual -una combinación de pandemia y crisis económica- es muy improbable que se continúe con el desarrollo eólico que tuvo el país en los últimos cuatro o cinco años. “Si tenemos en cuenta, además, el contexto político argentino, en donde en este momento es complicado pensar que se invierta en un proyecto cuyo flujo comienza ser positivo en doce o trece años, el futuro de la energía renovable estará concentrado mayoritariamente en instalaciones de baja potencia, en el ámbito privado. Y en este tipo de instalaciones no existen grandes soluciones que sean técnico-económicamente viables en energía eólica. La mayoría están volcadas a soluciones solares”.

Sin embargo, en los últimos días aparecieron algunas novedades relacionadas con el uso de energía eólica en el ámbito comercial a pequeña escala, como el caso de la cadena de supermercados Carrefour en Córdoba que conectó dos hipermercados con este tipo de energía. El objetivo de la empresa es reducir el 30 por ciento las emisiones de dióxido de carbono en 2030 y 55 por ciento en 2040 y bajar costos.  

“Podríamos fantasear con la idea de que nuestro país comience a masivizar el uso de la energía eólica pero no estoy tan seguro de que esto se haga realidad en el corto plazo”, aseveró Carlos Alberto Diéguez, ingeniero especialista en petróleo, ex gerente de mantenimiento de Repsol y asesor en materia energética. “Los países están presionados para virar hacia energías renovables en atención al fenómeno del cambio climático y los compromisos que se generan de los tratados internacionales. Aunque se declama más de lo que realmente se ejecuta, especialmente las potencias. Ya se ha hecho algo, pero se requeriría mucho más para poder afirmar que estamos realmente instalados en el camino de esta renovación, se sinceró Diéguez. “Cuando yo estaba en la facultad los profesores nos decían que quedaba petróleo para diez o quince años. Y hoy estamos extrayendo por fracking de rocas no porosas con una tecnología que ni se mencionaba que existiera”.