Por Maria Cabrera, Fabrizio Scaglione y Magdalena Vigil


Según una encuesta sobre clima escolar en Argentina dirigida a jóvenes LGBT, el 76,2% de los encuestados alguna vez escuchó comentarios despectivos como “maricón” o “torta”, el 33,6% de los cuales fueron manifestados por sus propios compañeros de clases y el 32,5%, por sus propios profesores o personal de la escuela. Además, el 67,9% reportó haberse sentido inseguro en la escuela durante el último año debido a su orientación sexual, y se pudo observar que hubo un alto nivel de ausentismo por este motivo.

“Mis compañeros me pedían que confiese que era gay y yo no lo tenía resuelto. Es difícil vivir eso, porque genera una presión constante que te hace sentir muy triste y hasta te genera miedo, cuenta Santiago Gallo. Vivir esa situación cuando era chico, dice, lo marcó para toda la vida, y si bien no sufrió consecuencias mayores, cree que su personalidad y forma de actuar en la vida está indefectiblemente atravesado por haber vivido esa opresión.

Carla Gabrieli, psicóloga especialista en perspectiva de género y diversidad, explica: “Es impresionante ver como las dolencias que sufren los niños o adolescentes, por su elección íntima, marcan su subjetividad en la adultez, que queda totalmente bastardeada y humillada”. La psicóloga destaca que “los comentarios homofóbicos que se viven en la escuela afectan muchísimo la búsqueda de la propia identidad, la cual según cómo se forme en los primeros años de vida marcará la adultez”.

Victoria Donda, directora del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) afirma que “la discriminación es una forma de violencia que genera complicaciones, y mucho más si se da a temprana edad, que es cuando el carácter se está formando”.

La exclusión se sufre en diferentes ámbitos: académico, familiar, entre amigos, en espacios recreativos, deportivos e incluso religiosos. Con el pasar del tiempo hubo grandes avances en relación a la aceptación social. El tema, que antes era un tabú, hoy se volcó a los grandes medios de comunicación e incluso a las plataformas de streaming, donde se pueden ver historias que hacen referencia a esta problemática.

En 2006 se sancionó en Argentina la ley de Educación Sexual Integral (ESI), que incluyó además una perspectiva sobre la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis y Trans (LGBT). Pero, aunque la ley debe cumplirse en todos los colegios públicos y privados, muchos de estos contenidos aún no llegan a las aulas.

“Más allá que en los últimos años se promovieron muchas leyes y normativas a favor de los derechos de la comunidad LGBT desde el Estado, la realidad es que no se logra la igualdad en todas las instituciones ni en la vida cotidiana, asegura Gonzalo Goberna, secretario general de la Organización 100% Diversidad y Derechos, fundación que trabaja por la libre orientación sexual e identidad de género de todos y todas. “Estamos en una sociedad un poco más inclusiva o un poco más justa, pero asimismo ser gay hoy en día tiene costos muy altos, la discriminación deja marcas en las personas y afecta el proceso de descubrimiento de uno mismo como sujeto. Desde la ONG brindan ayuda a todos aquellos jóvenes que se acerquen con algún problema de esta índole.

Gabrielli, por su parte, considera que es imprescindible destacar la necesidad de la ESI para poder entender las distintas maneras de convivir, y subraya que es responsabilidad de los adultos enseñar en la niñez y adolescencia el respeto por la diversidad. Victoria Donda explica que el INADI recibe denuncias de maltrato constantemente y, dependiendo del caso, se brinda la ayuda necesaria.

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