Por Luciana García y Teresita Sajoux

Es rarísimo, porque antes en un set pedías silencio, y ahora pedís silencio y distanciamiento”, describió en torno a los rodajes en pandemia el director, guionista y director de fotografía Eduardo Pinto. “Uno tiene que seguir filmando sí o sí, en las mejores y en las peores condiciones. Es una necesidad artística: soy un director de cine que cuenta historias nuestras”, agrega.

El 27 de agosto de 2020 se aprobó el protocolo para el sector audiovisual, un acuerdo en el que trabajaron funcionarios de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), el Ministerio de Cultura de la Nación y entidades del sector audiovisual. Dos meses después, el 21 de octubre, la ciudad de Buenos Aires hizo realidad la habilitación de los rodajes de ficciones para cine, televisión y plataformas audiovisuales con protocolos.

El impacto fue altísimo en la industria cinematográfica dado que las grabaciones volvieron luego de más de seis meses de inactividad. Entre las películas que se reanudaron se encuentran “Ex casados”, de Sabrina Farji; “La chica más rara del mundo”, de Mariano Cattaneo, y “Causalidad”, de WHO.

Nosotros fuimos los primeros en el cine que salimos a rodar y sentíamos mucha responsabilidad. Queríamos demostrar que se podía”, recordó Farji, quien además de directora es guionista y productora. “Los primeros días teníamos mucho miedo, pero después nos fuimos aflojando. Se fue sistematizando el trabajo y se normalizó”.

Sin embargo, no fue sencillo. “A partir del protocolo guía de la Secretaría de Cultura, cada productora tenía que armar el suyo con una asesora”, aclaró la directora antes de detallar el esquema organizativo del rodaje: higienización constante en los sets, almuerzos separados, viajes a las locaciones con capacidad vehicular reducida, vestuarios embolsados y planes de tests de acuerdo con las escenas a realizar.

Antes en el set pedías silencio; ahora, silencio y distanciamiento“, cuenta Pinto.

Asimismo, explicó que, si bien pudieron continuar la filmación de “Ex casados”, que se había paralizado en marzo, el presupuesto de ese entonces quedó chico. “Todo lo que es el rodaje covid encareció el costo entre el 35 y el 40 por ciento”, afirmó. No sólo por la inflación, sino por los nuevos gastos que implica filmar con el coronavirus: el costo de los hisopados y el aumento del catering, que debe ofrecerse en viandas individuales, hasta el pago de las horas extra por el tiempo que implica la sanitización de los espacios entre escena y escena.

Pinto, por su parte, filmó dos películas independientes en tres meses pandémicos. La primera fue “Desarmadero”, que guionó en diciembre y filmó en enero. En su génesis, las escenas fueron pensadas teniendo en cuenta la situación sanitaria. “El 70 por ciento de la película sucede en un desarmadero de autos, al exterior, para que los técnicos y actores pudieran moverse. Tampoco hay escenas de besos o de sexo”, afirmó.

La segunda película fue “La educación de los cerdos”, que había sido escrita prepandemia y se grabó en marzo de 2021. Durante el rodaje participaron alrededor de 25 personas entre técnicos, productores y actores, y una de las decisiones de producción fue filmar mayormente en lugares abiertos y alejados, como Bolívar, Daireaux y 25 de Mayo. Además, contaron con la ayuda del municipio de Bolívar, que proveyó hisopados semanales para el equipo.

En marzo de 2020 se detuvieron o cancelaron las grabaciones de 16 ficciones, 15 documentales y 15 publicidades programadas en los treinta días siguientes. Según el Sindicato de la Industria Cinematográfica (SICA), el freno durante el primer mes de restricciones implicó la pérdida de al menos dos mil puestos de trabajo y alrededor de 50 millones de pesos en concepto de salario.

No podemos seguir sin filmar porque ya llevamos muchísimo tiempo parados, pero esta enfermedad es como una ruleta rusa: te toca o no te toca. Eso es peligrosísimo también en un rodaje. Si lo pensás realmente, no podés salir a filmar”, sostuvo Farji. En el mismo sentido, Pinto sostuvo que siempre trata de filmar en pocas semanas porque mayor tiempo de filmación implica mayor presupuesto, y “si estirás una película, tenés más riesgos de que salga mal”. En pandemia, es la regla.

Para Farji, los protocolos encarecieron entre el 35 y el 40 por ciento el costo del rodaje.

Con el fin de aminorar los efectos de la cuarentena en la industria audiovisual, el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, anunció en marzo último el aporte extraordinario Cultura Solidaria. La ayuda alcanzó a 50.757 artistas y trabajadores de la cultura, de todos los rubros y de todo el país, con una inversión de más de 1.600 millones de pesos. La asistencia implica dos cuotas de 15.000 pesos cada una.

La medida, anunciada un año después del inicio de la pandemia, no es suficiente. “Es muy difícil filmar en estas condiciones, sobre todo si no hay ayuda y comprensión de que la industria tiene que seguir manteniéndose activa”, expresó Farji. Asimismo, consideró que, de no ser por los compromisos de coproducción o con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), salir a filmar sería impensado.

La pandemia incluso acentuó un problema del cine argentino vinculado con los estrenos de las películas en salas: las pantallas están ocupadas por producciones estadounidenses. Sin embargo, Pinto celebró que haya estrenos en plataformas online: “Hay películas argentinas que se estrenaron en Cine.ar y en una semana tuvieron 40 o 50 mil espectadores. Es un montón”. Además, hizo hincapié en que las películas en las plataformas perduran y se ven más tiempo. “Hay que ir estrenando cada película como se pueda. Es fundamental que continúen los estrenos en Cine.ar para dar por cumplimentadas las películas y poder cobrar los subsidios”, sostuvo en la misma línea Farji.