Por C. Almirón y A. Zapoc
Se estima que en el país hay ocho mil prostíbulos y que en cada uno de ellos son esclavizadas entre tres y cinco mujeres. Eso significa que el total de las víctimas de la trata oscilaría entre 24 y 40 mil, sin contar la explotación callejera o por medios electrónicos. Las cifras oficiales fueron registradas en 2019. A partir de la pandemia, las denuncias de trata en espacios físicos disminuyeron, pero se cree que la actividad continúa creciendo a través de la explotación sexual por medios virtuales.
La trata de personas en Argentina es una actividad ilícita que en los últimos años fue tomando mayor visibilidad de la mano de los reclamos de las organizaciones feministas y su repercusión en los medios de comunicación. Sin embargo, sigue siendo un problema sin solución: en el marco de la pandemia se han generado cambios en el accionar de las redes de explotación sexual. Estas variaciones llevaron a que “el Estado haga un esfuerzo muy grande para mudar todas sus áreas de trabajo contra la trata a la modalidad virtual”, explicó a diario Publicable Facundo Lugo, integrante del Comité Ejecutivo de Lucha Contra la Trata y Explotación de Personas. Durante el año y medio de pandemia, la captación y explotación de víctimas con fines sexuales y laborales tuvo una mayor aceleración.
Entre marzo y mayo de este año, con la vigencia del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), la Línea 145 recibió 186 denuncias por trata sexual y laboral. ”La mayor cantidad de denuncias venía por parte de vecinos que escuchaban o sabían que funcionaban privados o prostíbulos, por datos que surgían a partir de conflictos matrimoniales o por denuncias de ruidos molestos. En números menores, por denuncias de los mal llamados ‘clientes’ y, en menor proporción, por las propias víctimas que se animaban y realizaban la denuncia”, comentó Lugo.
El informe, que corresponde al Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, expresa que en el primer mes de aislamiento de 2020 se recibieron 70 denuncias a través del *145 y en el segundo mes se incrementó la cantidad a 116, de las cuales 75 fueron por trata sexual. Un número bajo si se compara con las cifras del mismo periodo del 2019, que llegaron a 333 denuncias.
En el informe se aclara que eso se debió a que durante el ASPO se detectó una merma en el funcionamiento de los llamados “privados” o “prostíbulos”, debido a las medidas restrictivas, aunque se resalta que, pese a la aparente baja del consumo, la explotación continuaba desarrollándose con otras modalidades.
Los datos anteriores a la pandemia revelaban la existencia de 8.000 prostíbulos activos en el país. La cifra surge de los datos recibidos por la línea de Asistencia y Denuncia por Trata de Personas, a través del Sistema de Trata Federal, que contempla a todas las fuerzas del país, en colaboración con las organizaciones civiles que luchan contra la trata. “Se estima que en los 8.000 prostíbulos activos hay entre tres y cinco mujeres en cada uno. Lo que no incluyen estas estadísticas son a las mujeres que son explotadas en la vía pública. Como toda actividad ilegal, es difícil tener un número exacto”, admitió Facundo Lugo, y agregó que “el último informe que desarrolló la línea *145 advierte un incremento en la trata laboral y muestra una reducción de la trata sexual. Esta baja es producto de la pandemia”.
Las denuncias de trata sexual y laboral que ingresan a través de la línea 145, el comité y las asociaciones civiles, se derivan a la PROTEX. Ellos, mediante sus coordinadores y abogados, realizan las investigaciones correspondientes, además de hacer el seguimiento de los casos y de sus víctimas.
El país está dividido en regiones (NOA, NEA, centro, AMBA, Patagonia sur/norte y Cuyo) para poder visualizar los puntos estratégicos de captura con fines sexuales. “Nosotros observamos que las captaciones se dan en el norte y el Litoral argentino”, expresó el entrevistado, y resaltó que la explotación se lleva a cabo en lugares donde hay un gran número de actividades productivas y económicas, como en las grandes ciudades con destino turístico, entre ellas Rosario, Gran Buenos Aires, Mar del Plata y en el sur del país. Son las zonas de “mayor demanda”.
En relación a los nuevos hábitos que trae la pandemia, se produjo el lanzamiento de una campaña de la que participan el Ministerio de Educación, el Comité Ejecutivo de Lucha Contra La Trata y Explotación de Personas, el Ministerio de Justicia, la Asociación de Jueces Federales y la Corte Suprema de Justicia. Es una campaña nacional contra el Grooming, considerado la puerta de entrada para estas actividades ilícitas. Además, se creó una comisión investigadora para trabajar y buscar denominadores comunes del delito de la trata virtual.
Sobre la campaña contra el grooming, Lugo explicó que “el Estado viene realizando un esfuerzo grande para mudar todas sus áreas de trabajo contra la trata a la modalidad virtual; nosotros seguimos el ejemplo de la Policía de España, que tiene las comisarías virtuales en donde se pueden denunciar todo este tipo de delitos que se cometen a través de la red”. El trabajo de las redes de trata fue mutando hacia la web. “Antes, la virtualidad se utilizaba para la captación de mujeres, ahora se le suma la propia explotación. Este año y medio de virtualidad generó una aceleración en la captación y explotación de víctimas”
El miembro del Comité de Trata precisó: “Expusimos un informe de trata sexual y laboral ante la Organización de los Estados Americanos (OEA)”. Detalló que “el Comité no solo genera estadísticas, sino que busca obtener información y cruzar datos en cuanto a las denuncias, con el objetivo de desbaratar el mayor número de redes de trata, tanto sexual como laboral”. Por otro lado, destacó el trabajo conjunto con las organizaciones civiles: “Son las que desarrollan el trabajo en el territorio, contienen a las víctimas y tienen el pulso de la realidad. Es por eso que no se cierra el debate en las áreas del Estado, sino que invitamos a las organizaciones a plantear propuestas, porque es un trabajo interesante y de cambios constantes”. Agregó que desde el inicio de la gestión, en marzo del 2020, se mantienen en contacto con diferentes organismos civiles y remarcó la buena relación que entablaron con Susana Trimarco y la Fundación María de Los Ángeles.