Por Lautaro Chichizola

En el contexto de una política monetaria internacional cada vez más incierta, la reciente decisión de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos de reducir su tasa de interés generó un gran impacto en los mercados globales. En países como la Argentina, esta medida tiene repercusiones directas e indirectas en un momento en el que la situación económica es extremadamente frágil. El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los EE.UU. también suma un matiz que podría redefinir la relación entre ambas economías.

La tasa de interés de la FED es una herramienta fundamental que permite a la entidad controlar el flujo de dinero de la economía estadounidense y, en consecuencia, influir en las dinámicas financieras a nivel global. Esta tasa afecta tanto al costo del financiamiento como a la cotización del dólar, elementos clave para las economías en desarrollo. Una baja en la tasa de interés, según los últimos datos oficiales del Banco de la FED, significa que las tasas de préstamos comerciales bajan, incentivando la inversión. Sin embargo, esta medida también genera impactos en las monedas emergentes, que ven un aumento en la presión sobre el tipo de cambio y el valor de sus exportaciones.

La economista Florencia Gutiérrez explica que una baja en la tasa de la FED puede generar un flujo de capitales hacia el mercado estadounidense y una resta en la liquidez de los mercados emergentes. “La Argentina se encuentra en un momento crucial con un nuevo gobierno que intenta estabilizar una economía golpeada por una crisis de deuda y alta inflación. La baja de la tasa de la FED presiona aún más al peso argentino, ya que los inversores buscan refugio en activos más seguros como el dólar estadounidense“, analiza.

Uno de los principales desafíos que enfrenta nuestro país es la inflación, que sigue siendo una de las más altas del mundo. Al aumentar la demanda de dólares, la baja de la tasa de interés de la FED debilita al peso argentino, lo cual enriquece las importaciones y genera un aumento de precios en bienes de consumo básico. Según datos del Indec, la inflación en la Argentina cerró el último trimestre con un aumento interanual del 110 por ciento, en un contexto en el que cualquier medida externa que afecte la estabilidad cambiaria también incide en el costo de vida.

Por otro lado, la deuda argentina, en su mayoría dolarizada, se vuelve más difícil de financiar. A medida que sube el tipo de cambio, los pagos de intereses en dólares implican mayores erogaciones para el Estado argentino. “La medida de la FED podría limitar la capacidad del gobierno para cumplir con los compromisos de deuda sin perjudicar otras áreas, como la salud y la educación, que ya vienen sufriendo recortes importantes”, afirma Gutiérrez.

La política exterior de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump estuvo marcada por una postura proteccionista, con medidas como aranceles a productos importados y un endurecimiento de las negociaciones comerciales. Florencia Gutiérrez señala que “la reelección de Trump podría ser un factor de incertidumbre para economías como la argentina, ya que el gobierno de Estados Unidos podría presionar con políticas comerciales más rígidas, afectando especialmente al sector agroexportador, uno de los pilares de la economía argentina”.

Además, la nueva administración Trump podría revisar políticas de cooperación con países latinoamericanos como los programas de financiamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) de los cuales la Argentina es uno de los mayores beneficiarios. Gutiérrez señala que “la relación entre la Argentina y el FMI es de vital importancia para el país; un cambio en la postura de Estados Unidos hacia los organismos internacionales podría impactar en los términos de renegociación de deuda o en los desembolsos futuros que la Argentina necesita“.

Edición: Abril Lamia e Inés Yawien