Por Agustina Gesto Rothar
En una jornada electoral con elevada participación, las elecciones presidenciales de Estados Unidos culminaron con un triunfo del republicano Donald Trump, que sumó 301 delegados contra los 226 de la candidata demócrata, Kamala Harris. En un escenario político dividido y encuestas que habían pronosticado una contienda cerrada, Trump logró consolidar un apoyo tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular, según los datos oficiales preliminares.
Trump ganó en varios de los estados clave y que tradicionalmente se consideran “péndulo”, ya que en el pasado han oscilado entre votar al partido demócrata y al republicano. Estos incluyen a Pennsylvania, Wisconsin, Arizona y Michigan, donde Trump obtuvo una ventaja significativa ya que, al tratarse de un sistema de mayoría absoluta, el ganador se lleva todos los delegados (winner-takes-all). A nivel nacional, la participación fue una de las más altas de la historia, superando los 160 millones de votantes.
EL VOTO POPULAR
La victoria de Trump en el voto popular es un logro histórico en la política reciente de Estados Unidos. Aunque es común que los candidatos republicanos ganen el Colegio Electoral sin una mayoría popular, este año Trump consiguió ambos respaldos. Desde la victoria de George W. Bush en 2004, ningún republicano había obtenido el voto popular. El anterior había sido su padre, George H.W. Bush, en 1988. Este hito subraya la magnitud de la victoria de Trump y rompe con la tendencia de las últimas dos décadas, en las que los demócratas obtenían ese respaldo.
EL ROL DEL VOTO LATINO
En estas elecciones, el voto latino se destacó no sólo por su participación, sino por su marcado apoyo hacia Trump, quien en este grupo incrementó su respaldo en 13 puntos porcentuales respecto a 2020, alcanzando el 45% de su apoyo total. Esta cifra supera incluso el récord anterior de apoyo latino a un candidato republicano, logrado por George W. Bush en 2004. Este cambio en la inclinación se observó especialmente en ciudades clave como Miami, en Florida, o Starr, en Texas, que fue determinante para la victoria de Trump.
Según encuestas a pie de urna de NBC, Kamala Harris sólo consiguió el 53% del voto hispano, un descenso notable comparado con el 65% que Joe Biden había obtenido en 2020, el 66% de Hillary Clinton en 2016 y el 71% de Barack Obama en 2012. El apoyo latino a Harris se redujo drásticamente en varios estados pendulares. En Michigan, por ejemplo, cayó 24 puntos hasta el 35%, mientras que en Pennsylvania descendió 21 puntos y quedó en el 57%. También hubo disminuciones importantes en Florida y Texas, donde Harris perdió 11 y 15 puntos, respectivamente, en comparación con Biden en 2020.
El cambio de preferencia de los votantes latinos responde en gran parte a las propuestas de campaña enfocadas en temas económicos. La lucha contra la inflación, la creación de empleo y el discurso sobre los efectos de la política migratoria en la calidad de vida de los residentes resonaron especialmente en esas comunidades.
“En muchos casos se presupone que los latinos tienden a votar a favor de aquellos que defienden políticas hacia la inmigración. Pero si uno ve la historia, se da cuenta de que ese voto tiende a ser más conservador que en otros países“, explica Dolores Gandulfo, especialista en Relaciones Internacionales, Procesos Electorales y Políticas Públicas y directora del Observatorio electoral de la COPPPAL (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe). Trump logró captar ese conservadurismo y transformarlo en una de las claves de su victoria, ya que el voto latino fue crucial para que se impuesta en seis de los siete estados bisagra.
LA DIFICULTAD DE ANTICIPAR LOS RESULTADOS
Según Gandulfo, anticipar los resultados de las elecciones en Estados Unidos presenta “desafíos únicos” por el sistema de mayoría del Colegio Electoral y el voto voluntario. “Uno de los factores que visualizaba era la particularidad que tiene el sistema político de los Estados Unidos del Colegio Electoral”, explica. Este sistema permite que un candidato acumule muchos votos en el Colegio Electoral al ganar por un margen estrecho en varios estados clave, mientras que otro puede acumular una alta cantidad de votos en estados muy poblados, pero no lograr traducirlo en apoyo en el Colegio Electoral.
Además, el voto voluntario introduce una incertidumbre significativa. La participación electoral puede variar drásticamente entre ciclos y es menos predecible. Según Gandulfo, esto hace que el voto estadounidense sea “difícil de interpretar por las encuestas”, ya que, al no ser obligatorio, el entusiasmo o la apatía de los votantes pueden cambiar el resultado de una elección.
Edición: Ornella Mainetti y Mora Zaballa