Por Sofía Rossi Sauer

Con la incorporación de dos nuevas bancas, el peronismo alcanzó un total de diez legisladores electos en esta última elección porteña, lo que le permite mantener un bloque de veinte representantes sobre un total de sesenta. De esta manera, logró conservar un tercio del cuerpo legislativo, lo que le otorga una posición clave para condicionar las decisiones del oficialismo local.

Este crecimiento cobra aún más relevancia frente al retroceso del PRO, que redujo su representación de 33 a 24 bancas, evidencia de un desgaste tras más de quince años de hegemonía en el distrito. La pérdida de la mayoría propia por parte del oficialismo local abre un nuevo escenario de mayor equilibrio y negociación.

Por otro lado, La Libertad Avanza (LLA) emergió como la segunda fuerza en términos de crecimiento electoral, al alcanzar trece bancas que consolidan su presencia en el parlamento porteño. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), por su parte, logró mantener su representación.

El resultado marca un reordenamiento del mapa legislativo porteño, donde ninguna fuerza cuenta con mayoría y el rol del peronismo como principal oposición adquiere un protagonismo inédito. Con esta nueva configuración, se espera una Legislatura más plural y con debates más intensos sobre los principales temas que atraviesan a la ciudad.