Por Julián Banegas, Gustavo Marto y Lucía Salomone

En un contexto mundial agravado por los conflictos políticos, sociales y económicos dejados por la pandemia, un número limitado de entidades privadas se vieron beneficiadas en sus actividades y acumularon ganancias exponenciales. Estas entidades, entre las que se destacan las empresas de servicios digitales y/o tecnológicos como Google, Meta, Twitter y Amazon, generaron un importante acopio de riqueza. Sin embargo, en gran parte del mundo tributaron una tasa sobre ganancias significativamente menor que la mayoría de las industrias del mercado.

MIRANDO A EUROPA

El 16 de enero de 2021, España se transformó en uno de los países pioneros en aprobar un impuesto para este tipo de empresas, que tienen como fin específico prestar servicios de publicidad online o servicios de intermediación y transmisión de datos. A partir de entonces, pasaron a pagar un tres por ciento sobre las ganancias obtenidas en esos rubros. A ese impuesto, que se calcula de manera trimestral, se lo bautizó como la “Tasa Google”.

Francia ya había aprobado ese arancel en 2019, mientras que Reino Unido lo hizo un año después y con la diferencia de tener un gravamen del 2 por ciento en lugar del 3, obteniendo muy buenos ingresos. España se convirtió en el tercer ejemplo más reciente de la practicidad de esta carga impositiva, y tan solo en el primer semestre de tributación logró alcanzar la suma de 92 millones de euros.

En el resto de los países ni siquiera figura en el radar la posibilidad de adoptar este impuesto. Sin embargo, es importante resaltar que uno de los requerimientos para que existiera este arancel era que las empresas tuvieran ingresos a nivel mundial por 750 millones de euros. No es una cifra que este sector industrial no pueda obtener con facilidad.

LAS GANANCIAS EN NÚMEROS

Solo en 2021, Google facturó 67.524 millones de euros en todo el mundo, un monto 90 veces mayor que la base imponible para pagar el impuesto. Meta, en tanto, obtuvo 104.300 millones de euros en ganancias el año pasado, es decir, 139 veces más que el mínimo, mientras que Amazon se hizo de 51.000 millones de euros durante esos doce meses (68 veces) y Netflix, de 4.612 millones (seis veces).

Sin embargo, existen algunas excepciones al pago de este impuesto en cuanto a los bienes tangibles: no se aplica a la venta online directa desde la web del proveedor, ni tampoco a las entregas realizadas entre los usuarios mediante servicios de intermediación online. En cuanto a las prestaciones de servicios, no se aplica la Tasa Google a los servicios de intermediación online que facilitan, mediante una interfaz digital, contenidos, servicios de pago o de comunicación, así como tampoco a los servicios digitales entre entidades integradas en un mismo grupo empresarial, ni a los servicios financieros.

Todos los ejemplos anteriores son muestras del potencial tributario que tienen las transnacionales tecnológicas a lo largo y ancho del mundo y lo importante que debería ser para los mercados de cada país regular esta situación inequitativa con las demás industrias.