Por Manuel Fuente Moreno
-¿Qué significa Quino, más precisamente Mafalda, para la historieta argentina de hoy?
-Yo creo que, junto con “El Eternauta”, es la historieta más influyente, pero la de Mafalda la veo como más presente incluso a niveles “metahistorietiles”. Es un ícono argentino como el alfajor, Fangio, Gardel o el Obelisco. Mafalda está en el subconsciente argentino.
-¿Mafalda fue tu primera lectura?
-Lo primero que leí solo y con lo que pude. Me acuerdo de una mano -supongo que era de mi mamá- dándome el librito. Con Mafalda una tira era un cuento, entonces sentía que llegaba hasta el final, que lo podía terminar. Me sentía un intelectual. Mafalda te enseña a portarte mal. A decirle a tu papá “¿Por qué esto?, ¿Por qué lo otro?, ¿Por qué es así la política? ¿Por qué sopa?”, y cuando sos papá es un garrón, porque tenés que fumarte que se te plante el chiquito. Pero prefiero eso, educar a un chico que en el futuro va a cuestionar las cosas. A mí me gusta la gente que se pregunta.
-¿Cómo imaginás a Mafalda hoy?
-Mafalda hoy en día… La vedad es que el único que se la puede imaginar es Quino. Lo lindo de estos personajes es que están dentro de la cabeza de cada uno. De hecho a Quino le dicen mucho “¿Qué estaría haciendo Mafalda hoy en día?” y nunca lo escuché contestar con gran entusiasmo. Lo que está haciendo Mafalda es lo que está pasando todo el tiempo. Hoy en día agarrás cualquier libro y eso es lo que está haciendo Mafalda ahora.
-¿Qué semejanzas encontrás entre la manera de pensar de tu personaje Enriqueta y la de Mafalda?
-La única semejanza que se me ocurre es que me hace gracia cuando la gente piensa que Enriqueta es un ente en sí mismo. Ese es el gran truco de magia, que la gente hable de Enriqueta como si no fuese yo. La gente todo el tiempo dice “¡Ay, Mafalda… tan inteligente!, tiene 6 años y te habla de Vietnam”. Y Mafalda no tiene 6 años; Mafalda tiene 40 y es un señor medio pelado. Eso es lo lindo de esto, es como una especie de mentira que todos elegimos creer.
-¿Cómo describirías a Quino?
-Lo que me encanta de él -y de muchos artistas que me gustan- es que no sólo te entretiene: después de leer a Quino, sos mejor persona. Tiene eso. Para mí no son muchos los tipos que, además de ser geniales, te hicieron reír y te convirtieron en una mejor persona.