Por A. Barreiro, T. Beltrán Mejía, S. López, L. Venerus Resa

Curiosa, despierta, preocupada por la democracia, los derechos humanos y la paz mundial, Mafalda lleva 56 años tratando de encontrar una respuesta a los problemas del mundo, muchos de los cuales siguen vigentes. 

Mafalda es el nombre que le dio el humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado Tejón, nacido el 17 de julio de 1932 en la provincia de Mendoza y muerto hoy, a los 88 años, a la protagonista de una de las tiras de historietas más importantes del país.

La tira se publicó por primera vez en la revista Primera Plana, el 29 de septiembre de 1964. Luego, entre 1965 y 1967, pasó al diario El Mundo de Buenos Aires y, más tarde, al semanario Siete Días Ilustrados, donde concluyó el 25 de junio de 1973 por decisión del propio Quino.

Con apenas seis años, Mafalda es una progresista preocupada por los derechos humanos, la política, la paz mundial y la democracia. Inconforme con las injusticias que vive el mundo a diario, es una niña curiosa y despierta que siempre tiene algo que preguntar y contestar.

Vive con sus padres, su hermano menor Guille y su tortuga Burocracia en el barrio porteño de San Telmo. Es fanática de Los Beatles y de los panqueques, odia la guerra, la sopa y a James Bond. Sus amigos son Susanita, Libertad, Manolito, Felipe y Miguelito, con los que suele jugar a los vaqueros en el parque.

A pesar del tiempo transcurrido desde su presentación en público, sigue vigente hasta el día de hoy ya que, según su creador, muchas de sus inquietudes sociales y políticas aún no han sido resueltas. Además, Quino no dejó de dibujar a la pequeña y la utilizó para campañas de defensa de la niñez y a favor de la educación, como un afiche para UNICEF que ilustró los principios de la Declaración de los Derechos del Niño.

Su éxito nacional hizo que se publicara en varios diarios del Uruguay en 1966. En 1969 viajó al Viejo Continente cuando el escritor y filósofo italiano Umberto Eco recopiló sus tiras en el libro “Mafalda, la contestataria”.

El primer libro de Mafalda que se publicó en España, en 1970, tuvo una particularidad no muy acorde a los ideales de la niña debido a que la dictadura franquista obligó a los editores a ponerle una franja en la tapa con la advertencia “para adultos”. En 1972 llegó a Finlandia y, un año más tarde, a Francia y Alemania. En Grecia desembarcó en 1978 y culminando una década de suceso por Europa, en 1981, arribó a Holanda y a Barcelona en idioma catalán. En total, fue traducida a unos 40 idiomas.

Algunas de sus frases más famosas son: “¡Sonamos muchachos! ¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!” o “¡La sopa es a la niñez lo que el comunismo es a la democracia!”.

La tira no sólo ha sido publicada en papel sino que también pasó a las pantallas chica y grande, con series como “Quinoscopios”, dirigida por Juan Padrón en base a dibujos e ideas de Quino, o los 104 episodios de Mafalda en dibujos animados de un minuto de duración coproducidos por Televisión Española.

Quino recibió varios galardones durante su carrera, entre los cuales se destacan el Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en 2006 y, este año, los premios Legión de Honor de la República Francesa, el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Domingo Faustino Sarmiento del Senado de la Nación Argentina.

A pesar de sus años, la niña de baja estatura y pelo abultado no ha envejecido, por lo que es probable que siga preguntándose: “Y al final, ¿cómo es la cosa? ¿Uno se lleva la vida por delante o la vida se lleva por delante a uno?”.

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