Por Francisco Sciaky y Bianca Salvatore
El Ministerio de Economía avanza con un paquete de medidas para desregular la circulación de dólares en efectivo. La propuesta busca incentivar la repatriación de divisas no declaradas, los famosos “dólares del colchón”, con el objetivo de sumar liquidez al sistema, facilitar el acceso a dólares para la producción y remonetizar la economía.
Uno de los puntos más sensibles del plan es la creación de un nuevo régimen de exteriorización de capitales, que permitirá que personas físicas y jurídicas declaren activos en dólares sin necesidad de justificar su origen. En los hechos, se elimina toda presunción de ilegalidad sobre quien guarda billetes en cajas de seguridad o en su casa.
Desde el oficialismo argumentan que guardar dólares no debería ser un motivo de sospecha. “Si el sistema no premia al que ahorra en billete, esos fondos no vuelven nunca más a circular”, justifican. La apuesta es que este dinero, hoy fuera del circuito legal, se canalice hacia el consumo o la inversión productiva.
El ministro de Economía Luis Caputo aseguró en diálogo con el streaming La Casa que “Argentina tiene más dólares que pesos”. En la Expo EFI, el congreso sobre economía, finanzas e inversiones que se celebró en Buenos Aires los últimos días de abril, había dicho: “La idea es comprar lo que quieras y que nadie te pida explicaciones”.
La iniciativa despertó fuertes críticas desde distintos sectores políticos. Para Luca Bonfante, candidato a legislador porteño por el Frente de Izquierda, la medida “debería debatirse en el Congreso porque modifica leyes impositivas”. Además, advirtió sobre el fuerte riesgo de facilitar operaciones de lavado.
En la misma línea, el politólogo y también candidato Juan Manuel Abal Medina (Justa, Libre y Soberana) fue tajante: “Es un disparate. Con la pobreza creciendo, el narcotráfico acechando y el Estado retirándose, esta decisión muestra la desesperación del gobierno por mantener el dólar bajo a cualquier costo”.
A medida que avance el debate, quedará por verse si la urgencia por atraer dólares no termina abriendo la puerta a flujos de dinero negro. El equilibrio entre necesidad económica y control institucional vuelve a estar en juego.