Por Francisco Sciaky
Desde el miércoles 18 de junio, viajar en transporte público en el Área Metropolitana de Buenos Aires será más caro. Las líneas de colectivos de jurisdicción nacional, que recorren tanto la ciudad como el conurbano bonaerense, aumentarán su boleto un 7 por ciento, en el segundo tramo de un esquema que, cuando termine, el 16 de julio, habrá acumulado un 21,52 por ciento de suba. Al mismo tiempo, a partir de julio las 31 líneas que circulan exclusivamente dentro de la ciudad, el subte, el premetro y las 250 líneas bonaerenses ajustarán sus tarifas un 3,5 por ciento mensual, aplicando la fórmula vigente de inflación más dos puntos porcentuales.
Con la Sube registrada, el pasaje de colectivo nacional en el tramo de hasta tres kilómetros pasará de 397 a 424,91 pesos, mientras que para la misma distancia en las líneas porteñas subirá de 472 a 488,70. Quienes no tengan la tarjeta vinculada afrontarán cerca de un 60 por ciento más, ya que el boleto en la Sube sin registrar para esos tramos llegará a 675,60 pesos en las líneas nacionales y a 776,02 en las porteñas. La tarifa social, que beneficia a jubilados, pensionados, titulares de planes y otros grupos, mantendrá un descuento del 55 por ciento sobre estos valores.
Estos ajustes buscan compensar el aumento de costos operativos –combustible, mantenimiento y salarios– y actualizar el nivel de subsidios estatales. Según la Secretaría de Transporte, el esquema de incrementos escalonados pretende aliviar el impacto inmediato en el bolsillo mientras se garantiza la sustentabilidad del servicio. Sin embargo, para quienes viajan a diario estos aumentos representarán un gasto adicional aproximado de 1.500 a 2.500 pesos mensuales, dependiendo de la cantidad de viajes y las distancias recorridas.
La tercera y última suba de las líneas nacionales será el 16 de julio, completando así el 21,52 por ciento acordado, mientras que las líneas porteñas, el subte y el premetro continuarán ajustándose mes a mes según la inflación oficial. En este contexto, los usuarios del AMBA deberán planificar su presupuesto de transporte para el resto del año, en un sistema que sigue siendo de los más subsidiados del país, pero que no escapa al ritmo de la suba de precios.