Santiago Quarneti, 9 años
Hoy: Abogado

Antes del golpe, mi viejo fue anfitrión de una asonada. En ese momento vivíamos cerca de Campo de Mayo y mi viejo tenía sus amigos milicos. Una noche, empezó a venir gente a casa: eran militares. Se hizo una reunión en el living, que era hermoso, enorme, y estaba vedado para nosotros. Yo tenía una habitación y mi hermana otra, pero nos mandaron a los dos a dormir a la mía. En el medio de la noche, me desperté con un ruido muy fuerte y, a los segundos, otro ruido: dos balazos, uno de ellos había atravesado el armario del dormitorio de mi hermana, en donde dos o tres milicos se habían quedado a dormir. Sintieron un ruido y se asustaron. Al otro día, me di cuenta de que había gente de guardia en el jardín. De los presentes, el único apellido que recuerdo es el de un tipo llamado Godoy. 

Como muchas cosas en mi vida, las pocas percepciones de lo que estaba pasando me las mostró mi mamá. Por ejemplo, era muy común ver camiones llenos de milicos o algún tanque de guerra. La vieja aminoraba la marcha y dejaba que la pasaran. A ella le gustaba manejar rápido, entonces yo le decía: “¡Mamá, pasalos!”. Entonces, me decía: “No, no… dejá que vayan ellos. Cuánto más lejos tenerlos, mejor”. O sea que mi mamá tenía consciencia de lo que estaba pasando. Pero, en su estado de indefensión, no podía hacer nada. Yo creo que la vieja fue la víctima favorita de mi papá, sin dudas. 

Uno de mis mayores miedos en esa época era que mis padres no llegaran a casa o que no me fueran a buscar al colegio. Tres minutos de demora eran para mí la vida entera. Mi miedo era que no volvieran, más que su muerte. 

Lo que más me acuerdo de esa época de mierda fue el final. Hay una sensación maravillosa, de liberación, que tiene que ver con la campaña presidencial. A los doce años viví ese momento con muchísima intensidad. Me acuerdo de sentir mucha alegría y de no tener dudas de que mi candidato era Alfonsín. Con mi hermana logramos convencer a mi viejo y a mi vieja que tenían que votar a Alfonsín.

Producción: Franca Quarneti