Por A. Altamiranda, F. Chaves, M. Felicenzi y D. Salinas

En el día de hoy, finalizó la etapa testimonial del Juicio a los ex comandantes que integraron las Juntas Militares del último gobierno de facto. En una sesión intensa, León Carlos Arslanián, presidente de la Cámara Federal esta semana, anunció el comienzo de la acusación para el día 5 de septiembre. Además, sancionó a José María Orgeira, defensor del general Eduardo Viola, por utilizar términos descalificantes y expresiones impertinentes y fijó las fechas para los alegatos de las defensas, en las que los acusados -ausentes hasta la fecha- deberán estar presentes y tendrán la oportunidad de hacer su descargo.

Los testimonios de la jornada de hoy completaron la reconstrucción de cómo se vivió la intervención de militar en el Hospital Posadas, de El Palomar, provincia de Buenos Aires.

La primera declaración fue la de Luján de Fraga, esposa del enfermero desaparecido Osvaldo Fraga. La testigo contó que ella también fue secuestrada y retenida por 48 horas. Luego brindó testimonio el padre del enfermero, Oscar Alfredo Fraga, quien explicó que los intentos por encontrar a su hijo no dieron resultados: “Un abogado me dijo que intentar averiguar la suerte de un desaparecido era perder el tiempo”, se lamentó.

Gladys Cuervo, enfermera torturada

Un comando al que llamaban “SWAT”

Uno de los puntos en común entre los testigos de ayer y hoy fue el de la intromisión en el hospital de un grupo armado que se hacía llamar “SWAT”. Según los testigos, era una guardia de seguridad civil de ocho personas que se amenazaba a los empleados y secuestró a varios de ellos.

Adolfo José Marcolini, jefe de mantenimiento del Posadas desde 1976 hasta 1984, contó que los integrantes respondían al subcomisario retirado Ricardo Nicastro y que la guardia fue solicitada en un comienzo para proteger al hospital de las intrusiones de los habitantes de dos villas de emergencia cercanas.

Por su parte, Gladys Cuervo, enfermera de la institución, declaró que fue secuestrada el 25 de noviembre de 1976 por el grupo “SWAT” y señaló al coronel Jorge Estévez, interventor militar del hospital, que fue citado a declarar pero no asistió por enfermedad- como responsable de impartir las órdenes. La testigo contó asimismo que fue llevada a una casa donde la torturaron con picana eléctrica, golpes y quemaduras con cigarrillos.

El caso Chester

Jacobo Chester, quien trabajó en el Posadas como personal de estadísticas, fue secuestrado el mismo día que la enfermera Cuervo. Su  mujer, Marta Lifsica de Chester, explicó que las autoridades no aceptaban su denuncia y dijo: “Al año me enteré de que estaba muerto, en el acta constaba que había muerto ahogado. Nunca entregaron el cuerpo”.

La última testigo fue la hija de Jacobo, Zulema Chester, quien tenía solo 12 años cuando secuestraron a su padre y que pudo aportar datos sobre los guardias del “SWAT” que frecuentaban el hospital.

Tras un cuarto intermedio, el doctor Arslanián leyó las resoluciones de la Cámara y dio por finalizada esta etapa del Juicio a las Juntas Militares.