Por S. Fernández, L. Martínez y M. Rengel
“No sé si Borges habría sido Borges si no conocía a Victoria Ocampo, pero su consagración como escritor hubiese sido más difícil sin su trabajo en la revista Sur”, manifiesta Ernesto Montequín, quien es el bibliotecario de Villa Ocampo, lugar testigo de reuniones entre destacados de la escritura.
Villa Ocampo es la histórica casa de campo ubicada en Beccar, hoy transformada en museo, donde Victoria Ocampo transitó la mayor parte de su vida. Espacios verdes rodean la vista panorámica de la casa, inmensa por donde se la mire. La propiedad hoy pertenece a la UNESCO, que la declaró patrimonio cultural. Se realizan visitas guiadas, donde se destaca que sus amplias instalaciones fueron testigo de reuniones literarias por las que pasaron, entre otros destacados escritores, Ernesto Sabato, Roger Caillois, Adolbfo Bioy Casares, Eduardo González Lacunza, Silvina Ocampo -hermana de Victoria-, y por supuesto, Jorge Luis Borges.
Vista de la fachada posterior de la imponente mansión que construyó el padre de las hermanas Ocampo en la localidad de Beccar, partido de San Isidro, provincia de Buenos Aires.
Borges y Sur
La mayor de las hermanas Ocampo buscó difundir el talento y lo mejor de la literatura de esa época. Con tal propósito ideó y publicó la revista Sur, que “va a ser ese puente de unión y el espacio donde diferentes escritores de diferentes ideologías van a escribir”, cuenta Baltazar López, guía de la UNESCO en Villa Ocampo.
“La relación de Borges con Sur fue recíproca: Sur le dio un lugar importante a Borges para promover sus obras y, en la medida que Sur le permitió a Borges potenciar sus cualidades, la revista y el escritor adquirieron proyección internacional”, apunta Ernesto Montequín.
Destaca asimismo “la visión de Victoria Ocampo”, ya que cuando ella lo conoció, a través del escritor Ricardo Güiraldes, Borges era un joven de unos veintitantos años que solo contaba con una publicación (“Fervor en Buenos Aires”). Victoria vio en el escritor “rasgos excepcionales que empezaban a deslumbrar”, señala Montequín. Entonces le propuso Borges participar en Sur. Y concluye: “Así le brindó a Borges un lugar para publicar y contar con un público lector que acompañe su obra literaria”.
En la revista Sur, Jorge Luis Borges publicó y tradujo cuentos, poemas, y fue crítico de cine y literatura. Entabló además una relación importante con el escritor José Bianco, quien según Montequín “tenía mucha influencia en la revista, y una afinidad literaria con Borges”.
El staff de la Revista Sur a pleno, con Jorge Luis Borges, en el centro y Victoria Ocampo, en el ángulo superior derecho.
El vínculo entre los dos escritores
Aunque Borges y Ocampo tenían una relación de amistad, él le cuestionaba el modo en que ella dirigía la revista Sur y la mirada femenina que le imponía. Baltazar López explica: “Victoria era una mujer de temperamento muy fuerte y Borges tenía muy latente su lado conservador muy relacionado con el patriarcado”. Su relación de amistad no se basaba solo en el afecto sino también en hechos porque “alguien que no es tu amigo no te paga una operación oftalmológica, ni te consigue un puesto como director de la Biblioteca Nacional”, agrega el guía.
Victoria Ocampo cuenta en su libro, “Diálogo con Borges”, que “había en él una tendencia a ironizar sobre aquello que no fuera de su gusto, y nuestros gustos diferían. La ironía de Borges actuaba sobre mí como el limón sobre una ostra abierta”. La metáfora que utiliza la escritora se refiere a que el ácido provoca una convulsión en el cuerpo de la ostra y la limpia casi hasta la esterilización. “Cuando Borges hacía un comentario irónico sobre un escritor que a Victoria le agradaba, ella se retraía como una ostra a la que rocían limón”, aclara el guía de la UNESCO.
“Siempre nos tratamos de usted. Además, ella era mayor que yo, nunca me hubiera atrevido a tutearla. Soportó la crítica y la incomprensión muchas veces, pero no creo que le doliera. Era muy valiente (…)”, reza el texto con el que Borges se despidió de Victoria tras su muerte.
Para concluir Montequín cuenta que, si bien las diferencias entre Ocampo y Borges eran varias, la relación siempre fue de “mutuo respeto”. De hecho, luego del fallecimiento de Ocampo, Borges declaró: “Le debo mucho a Victoria como escritor, pero más como argentino”.