Por S. Mantovano, V. Melconian, T. Teicher, C. Pibouleau y J. Sielecki
La facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) aprobó en julio el uso del lenguaje inclusivo en “cualquiera de sus modalidades como recurso válido en las producciones realizadas por estudiantes de grado y posgrado”. El documento difundido por la facultad destaca que para que la igualdad jurídica se traduzca en una igualdad efectiva “es necesaria una profunda transformación en las prácticas sociales”.
“La aprobación del uso del lenguaje inclusivo implicó un avance en la demanda del movimiento de mujeres y lesbianas, trans y géneros no binaries en términos generales para nuestra sociedad, pero también en términos de derechos estudiantiles”, aseguró Florencia Seminara, presidenta de la agrupación estudiantil La Mella.
A pesar de que se aprobó hace apenas dos meses, los estudiantes utilizaban lenguaje inclusivo desde antes. Sin embargo, el posible uso estaba atado a la voluntad de los diferentes profesores y cátedras. “Se regularizó algo que ya estaba sucediendo”, explicó Seminara. “Es muy positivo para les estudiantes ya que, justamente, les quita la incertidumbre de si usarlo o no y además es una muestra de una conquista de un derecho”.
Ernestina Guaglione, estudiante de Comunicación Social, opinó que la medida es muy importante porque “hay que estar abiertos a los cambios que se presentan constantemente en nuestra sociedad”. “Como cientistas sociales es nuestro deber estudiar estos cambios y poder estar dispuestos a cuestionarlos, aceptarlos o amoldarlos al uso cotidiano”, agregó.
Con respecto a la posibilidad de que se pueda extender efectivamente a las demás instituciones universitarias, Seminara y Guaglione están de acuerdo en que es algo que se anhela pero que se puede llegar a dar en un futuro más lejano ya que todavía hay muchas resistencias. Seminara apuntó: “La reticencia más fuerte, como siempre, se da en el rectorado propiamente dicho, en la fuerza que gobierna la Universidad de Buenos Aires”.
Por su lado, Guaglione explicó: “Somos la generación futura, la que enseña a los que llegan y a los que están, y eso se hace notar, los chicos tienen otra mentalidad y están mucho más abiertos a los cambios que algunas personas mayores. El hecho de que la mayor influencia en las facultades la tengan estas personas hace difícil que se aprueben cambios a los que se oponen”.
Seminara aclaró que el hecho de que se haya aprobado tiene que ver con el resultado de las luchas del movimiento estudiantil en relación con las demandas y a la conquista del movimiento feminista que hizo que la facultad pudiera tomar en cuenta todos estos reclamos y avanzar.
Fotos: Web y Facebook de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA (www.sociales.uba.ar )