Por Constanza Actis Caporale

Mariana Levy es guionista, directora de teatro, actriz, dramaturga y docente. Actualmente escribe y realiza #LaPodcast, un podcast sobre series de TV y teoría de género, junto a Gustavo Casals. Es participante activa en la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI), asociación civil que recauda y distribuye los derechos de actores, actrices, bailarines y bailarinas, donde trabaja con otras colegas para lograr la igualdad de género en el cine argentino.

En medio de la pandemia por el coronavirus se estrenó “El presidente”, una comedia dramática para Amazon Studios que narra los conflictos que derivaron en el FIFA GATE. Levy fue une de les siete guionistas que escribieron la entrega creada por Armando Bo. Recibí muchos mensajes de odio desde que se estrenó la serie diciéndome que, como soy mujer y la escribí, no la van a ver, y también me escriben cosas muy violentas por el uso del lenguaje inclusivo. Desde la producción nunca hubo ninguna situación de creer eso pero sabíamos que era algo que podía suceder, el mundo sigue siendo profundamente machista y el mundo del fútbol, peor”, comenta.

Teniendo como punto de referencia a tu hija, que tiene cinco años, ¿has visto hipersexualización en algún producto audiovisual que ella consuma?
—Por suerte todavía no entramos en ese período de ver cosas como de preadolescentes que vos decís “¿Qué onda? ¿Qué les están haciendo?”. Mi hija consume un producto que se llama “Las ponys”, es un mundo de ponys y teóricamente todas son nenas de primaria pero están hechas con unos cuerpos completamente sexualizados. Yo soy feminista, trato de no promoverle ninguna de esas cosas y sin embargo ella juega a ser modelo, se pinta, tiene una serie de gestos que obviamente los aprende a través de las cosas que ve. Me espanta un poco a veces pero siento que no podemos escapar del todo.

“La conclusión es que nos han enseñado a pensar que lo normal es lo masculino”, decía la lingüista Karen Eisenhaur, haciendo alusión al machismo que predomina en los diálogos. ¿Cómo ves actualmente la escritura de los guiones en las producciones cinematográficas? 
—Creo que cambió un montón, al menos como una voluntad. En los laburos que yo hago o los que conozco de amigas hay un pedido sobre todo de que los personajes femeninos tengan su propia línea de acción, que no estén en función de los personajes masculinos, etc. Hay algo también desde las actrices. Por ejemplo: yo ahora estoy empezando a escribir una serie y me dicen “este personaje tiene que estar bueno porque sino no vamos a conseguir a una buena actriz que lo quiera hacer”. Ellas también se empezaron a plantar en “no voy a hacer de la novia de”, o sea si mi personaje no es bueno en sí, no lo voy a aceptar. Esa es la mejor presión que podemos tener, cuentan con mucho poder, entonces si una actriz que realmente va a hacer que la gente prenda la tele o vaya al cine dice eso, hace que después les productores y productoras digan: “Che, tratemos de que los personajes femeninos estén buenos”. Hay una mirada y una ayuda de elles a darle bola a eso.

¿A la hora de trabajar con otres guionistas notás dificultad en elles para construir personajes con perspectiva de género?
—Sí, completamente. Igual es una generalidad, también de repente te encontrás con guionistas varones heterosexuales que se preocuparon por actualizarse, no son tan machirulos como hace un par de años. Con otra gente no, varones y mujeres que decís “che, ¿tu propuesta es esa? No lo puedo creer”, y que no hay ningún tipo de reflexión sobre eso. Siento que cada vez menos, que hay un intento de reflexionar sobre la cuestión, también me parece que es la militancia de cada una. En algún punto cuando vos escribís con alguien también vas intercambiando ideas y hay alguna de estas cosas que van como… no sé, no me van a proponer lo mismo que hace cinco años porque saben que yo voy a decir: “No, ni en pedo, no podemos anular a este personaje porque es mujer”. Hay de todo, me he cruzado con gente que no tiene ni una pizca de mirada de género pero trato de no trabajar con elles, creo que cada día hay menos de esas personas.

Rocío Restaino, integrante de Mujeres en Publicidad, dijo en una nota para Filo.news que “existe una cultura de la cancelación en redes sociales, pero no hay una repercusión en el consumo”. ¿Qué opinás de esto?
—Completamente de acuerdo. Por ejemplo yo digo: “Bueno, no voy a ir al cine a pagar para ver una película de Woody Allen”, amo sus productos pero me parece que une tiene que cortar ese vínculo económico con les abusadores y creo que hay que hacer ese link de que el boicot en algún punto tiene que ser económico para que esa gente no siga lucrando con eso, sobre todo la gente que promueve discursos de odio. Muchas veces es difícil, por ejemplo si uno dice Jeff Bezos, el dueño de Amazon. Es raro boicotear a Amazon porque ahí trabaja un montón de gente que no son abusadores, no sé, trabajo yo. Así que me parece que cuando ya hablamos de grandes empresas y no de una persona individual, se vuelve más complejo.

Según reveló la organización Plan Internacional en el informe ‘Rewrite Her Story’ publicado en 2019, las mujeres líderes tienen un 15% más de probabilidades de ser representadas sexualmente, mientras que los hombres un 4%. ¿Qué se debería hacer desde las producciones para cambiar estos números? 
—No tengo esperanzas para esto, a las mujeres que interpretan personajes femeninos se las sexualiza siempre, ahí hay algo que incluso no tiene que ver con el guión. Yo puedo escribir un personaje que sea para nada sexual y después capaz que castean a una actriz que es super hegemónica o la actriz por una cuestión de narcisismo no quiere aparecer “socialmente fea” y entonces aparece sexualizada. Ya hay toda una industria que va en ese sentido, la vestuarista o el vestuarista la van a vestir sexy. No sé si va a cambiar, creo que va a costar.