Por L. Nogara, J. Romero, F. Cabezas y A. Fernández Acevedo
La única representación deportiva que tiene el histórico Club Atlético Palermo (CAPal) en este momento es el vóley femenino, comandado por Georgina Visciglia, que desde 2001 está al frente de los equipos de chicas, que van desde los siete hasta los 40 años. En el lugar por el que pasaron el tanguero Osvaldo Pugliese y el futbolista Gonzalo “Pipa” Higuaín, las mujeres tomaron la posta y, con mucho esfuerzo, demuestran que no es el edificio sino el amor por la camiseta lo que sostiene a esta institución.
La mayor dificultad que tiene hoy el CAPal es la económica, ya que al no tener un espacio grande y sólo disponer de la cancha de vóley una vez por semana, la cuota se tiene que adecuar a lo que pueden ofrecer. Dependen de la organización de meriendas y bingos que hacen fuera del club para recaudar lo necesario y cubrir los gastos de federación a la liga, materiales y becas y, en muchas ocasiones, son las profesoras quienes donan material o parte de su sueldo para sostener el proyecto. “Esto nos sirvió para trabajar juntas como equipo y ayudar al que no puede para que nadie se quede afuera. Son más las oportunidades que los obstáculos porque siempre buscamos la manera de darle la vuelta para poder seguir adelante”, explica la entrenadora Visciglia.
Al poco tiempo disponible de uso de las canchas en la institución durante la pandemia se sumó la falta de espacio al aire libre, necesario por protocolo para el desarrollo de las actividades deportivas, y la imposibilidad de alquilar gimnasios en escuelas u otros clubes, por lo que trasladaron los entrenamientos a las plazas del barrio.
Este proyecto, que ya lleva 10 años, tiene un nivel muy bajo de deserción gracias a la gran tarea social que llevan adelante las entrenadoras. Cuentan con el apoyo total de la institución, pero su publicidad depende del boca en boca y son las mismas jugadoras las que invitan a participar a sus amigas. Se consideran la mirada femenina de un club en el que tradicionalmente los hombres predominaban a través del fútbol y el básquet. Y si bien hoy en día también están entrenando mujeres en taekwondo, el vóley femenino es el único deporte federado que viste la camiseta de CAPal. “Somos las que llevamos adelante lo que es el club deportivamente, estamos orgullosas, contentas y muy contenidas por la dirigencia”, dice la coordinadora.
En esta situación en la que muchos espacios se ven obligados a cerrar sus puertas y muchos chicos pierden la oportunidad de desarrollar sus actividades deportivas, estas mujeres demuestran que este club se mantiene vivo porque va a donde ellas lo llevan y que reinventarse en un contexto tan complejo no es un impedimento para seguir haciendo historia.