Por Pablo Erro y Leticia Arieta Fernandes

“Por eso yo, en nombre de la mujer argentina, vengo no sólo a rendir homenaje al general Perón, sino a la clase trabajadora de la patria”, dijo Eva en el acto del Día del Trabajador de 1949, en el que fue oradora por pedido de la Confederación General del Trabajo (CGT). Esta organización, años después, le pediría que se convierta en vicepresidenta para representar a los trabajadores dentro del orden político.

UNA POLÍTICA SIN CARGO

Santiago Regolo, historiador e integrante de la Comisión Directiva del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón, detalla las ventajas del rol informal de Evita: Acortaba caminos que, de hacerlo de manera institucional, hubiesen trabado la relación tan fluida que tenían con los sindicatos. Eva se convirtió en la continuidad del rol que había tenido Juan Domingo Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión con la clase obrera, con quienes mantenía un diálogo permanente, fluido y directo”.

Este papel “de contacto directo y territorialidad” logró que Eva se consagrara como figura adorada entre los trabajadores, y que ganara un estatus de política de primera línea, sin serlo formalmente. 

Por otra parte, Carolina Barry, doctora en Ciencia Política y directora del Programa de Estudios de Historia del Peronismo en la Universidad de Tres de Febrero, señala: “El liderazgo de Perón y Evita es carismático, doble, compartido y simultáneo, y se generó a partir de la asunción de Perón al poder”.  

 La Primera Dama junto a ministros del gobierno (1949). De izquierda a derecha: José Constantino Barro, Juan Francisco Castro, Eva Perón, Alberto Dodero y Ramón Cereijo.

LA ABANDERADA DE LOS TRABAJADORES

La figura de Evita como referente de los trabajadores se fue consolidando paulatinamente y, según el historiador, “no hay un momento clave”. Sin embargo, reconoció que en 1948, cuando José Espejo fue nombrado secretario general de la CGT, se fortaleció esa relación con la clase obrera y “Eva fue reconocida como abanderada de los trabajadores”.

Espejo no sólo mantenía relaciones políticas con Eva por su trabajo sindical, sino que compartían un vínculo personal y de confianza, ya que su esposa, Beatriz Beverati, era gran amiga de la primera dama.

PERÓN CUMPLE, EVITA DIGNIFICA

Durante el peronismo, surgieron distintas consignas y lemas, entre los que se destacó: “Perón cumple, Evita dignifica”. Regolo explica que esta frase expresa una dualidad, pero también un trabajo conjunto y complementario entre ambos.

Eva Perón junto al dirigente gremial José Espejo.

Perón como presidente cumplió por mandato los reclamos materiales y fácticos desde un marco político. Eva tenía una función más social, que estaba directamente ligada a la característica de no tener un cargo formal. “El rol de Eva no solo tenía que ver con cumplir una demanda, sino también con establecer un contacto humano: decirle a la persona que importa, que es escuchada y que lo que demanda también está asociado a la dignificación”, especifica el historiador.