Por Natalia Villarruel y Julián Carlotto

La diputada nacional del Frente de Todos por la Provincia de Buenos Aires Victoria Tolosa Paz analiza ante Diario Publicable el panorama social luego del atentado a la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y plantea la necesidad de “volver a sentar las bases de la democracia”.

-¿Cómo ve a la sociedad argentina luego del atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la puerta de su domicilio en Recoleta?
-Creo que la gran mayoría de los argentinos y argentinas quieren recuperar una Argentina con paz social. Es un sentimiento que tiene que abundar: así se expresó en la Plaza de Mayo el 2 de septiembre, con un repudio al intento de magnicidio, pero también con una manifestación de alzar las banderas de la democracia. No desconozco que hay un sector de la sociedad que ha sido incentivado para construir el clima de intolerancia que se vive y que se expande desde algunos medios de comunicación. Ellos instalan una ola de violencia que se va perpetuando en nuestra sociedad día a día, con acciones como invitar a que se escrache apolíticos o el uso de expresiones como “el pueblo es muy manso, deberían pasarle cosas peores a la dirigencia política”, “van a tener que correr” o “vamos a hacer que corran”.

-¿Qué implica eso?
-Comparto lo que dijo el Presidente en cadena nacional: no es un loquito suelto, hay una motivación y un incentivo, pero tengo la sensación de que la gran mayoría quiere recuperar un sendero de paz. Por eso las convocatorias tanto a la marcha como a la misa fueron sentidas y profundas, entendiendo que todos tenemos que deponer actitudes que construyen un clima de violencia. Pero también sabiendo que hay una dirigencia política que, lejos de tomar esa postura, sigue sin repudiar el hecho. 

En ese sentido, la respuesta de la oposición fue diversa: muchos dirigentes expresaron su repudio, pero algunos sectores no ¿le sorprendió la reacción del sector opositor? ¿Esperaba otra cosa?
-No me sorprendió de Patricia Bullrich, pero, considerando que es la presidenta de la principal fuerza opositora en la Argentina, esperaba otra actitud. Siempre imaginé que el hecho de que grupos se manifestaran en la puerta del Congreso y en la Casa Rosada cuando asumía Sergio Massa, o la campaña de empapelar la Ciudad con la cara de Cristina diciendo que es una asesina y responsable de 35 mil víctimas, sumada a la televisación de la acusación del Fiscal Luciani en la Causa Vialidad, no se puede disociar de lo hecho por este grupo de los “copitos, como se lo denominó mediáticamente. Se lo daba de extrema derecha, con una mirada de libertarios, pero articulaban con algún grado de dirigencia política. Así se empieza a desenrollar ese ovillo que va dando cuenta de esos tentáculos.

-¿A qué se refiere?
-No es casualidad que el hombre que pateaba la puerta en la asunción de Massa, el que lloró en cámara, tuviera vinculación con la vecina de Cristina, una persona que se venía expresando públicamente hace tiempo. Hay que ver cómo avanza toda esa interrelación, pero está claro que los audios que se conocieron a partir del trabajo de inteligencia dan cuenta de un grupo que llega a justificar la violencia como una alternativa en la disputa de las ideas. Lo que más me aterra es pensar en cómo y de qué manera un joven puede pensar que una bala -la muerte física, en definitiva- puede hacer ganar en el plano de las ideas a alguna de las fuerzas en las que evidentemente ellos creen, en lugar de pensar que la democracia es la que lo va a habilitar a poner y sacar a políticos de sus cargos. Está clarísimo que no es el camino. 

¿Cree que la condición de mujer de la Vicepresidenta tiene que ver con el atentado?
-Siempre hay una cuota de ensañamiento mayor con las mujeres que hacemos política. Lo viví en la última campaña. Se ha hecho tesis lo que me pasó en campaña por un frase que dicha en un hombre no hubiese estado tres días en los titulares de los grandes medios: que me pregunten qué títulos tengo para poder debatir en un canal de TV o la frase de Fernando Iglesias argumentando que lo distraía por ser muy linda y que deberían traer otro contrincante al piso de TN. Siempre el rol de la mujer está bajo una perspectiva machista que hay que desterrar; entonces, yo creo que sí se potencia la figura femenina de Cristina. Siempre le pasó estando en el poder: la mirada y el ensañamiento son muy superiores que cuando Néstor era presidente. Pero la virulencia de las críticas sólo las podemos comparar, en el peso de nuestra historia, con las que recibió Evita. Esto habla a las claras que todavía el hacer política, ser líder y ser mujer, tiene un peso, además de que hay una parte de la sociedad cargada con una mirada muy misógina sobre el rol de la mujer y la política.

¿Cuál es el camino de ahora en más?
-Hay que volver a sentar las bases de un consenso democrático, a casi 40 años del regreso a la democracia. Así como Alfonsín tuvo la enorme capacidad de sancionar una ley en 1984 sentando las bases del Nunca Más a la dictadura militar y a los intentos de golpe, el peronismo tuvo un rol fundamental en 1987 con la figura de Antonio Cafiero. Creo que nos debe hacer pensar que hay que construir un nuevo consenso democrático con toda lo sociedad, pero fundamentalmente con los partidos políticos que abonamos y tenemos responsabilidades.

Cristina Fernández rodeada de sus seguidores. (Foto. Télam)

-¿Cómo debería ser ese acuerdo?
-Cuando digo toda la sociedad, imagino que tiene que haber un rol muy grande del sector mediático, que en este caso no se vieron. Salvo las disculpas públicas de Nancy Pazos, el resto del periodismo no se anoticia que desde sus micrófonos y cámaras van sembrando un clima de violencia, y que lo que tenemos que hacer es evitar que siga escalando porque es una situación que no podemos naturalizar. Con la oposición hay que seguir marcando que no vamos a aceptar que no haya un repudio. Bullrich sigue en esa postura mientras que el resto de las fuerzas políticas se sentaron en el Congreso, discutieron y escucharon. No así el PRO, que votó el repudio casi como para no quedar mal, pero luego la incapacidad de escucha fue notoria. No quisieron escuchar a los seis diputados del Frente de Todos que, con mucho respeto, lo único que hicieron fue señalar que hay que detener de manera inmediata cualquier intento de acallar voces con la muerte física de las personas, que tenemos que recomponer el camino del diálogo y que en el marco del debate de ideas, todas y cada una de las posiciones tienen que ser respetadas.

Edición: Julián Carlotto