Por Annie Haines

“El sol y la temperatura mejoran el humor y estimulan sustancias químicas, como las endorfinas, la serotonina o la oxitocina, que generan sensaciones de bienestar y placer, por lo que también aumenta la pasión, las fantasías y los encuentros”, asegura la ginecóloga Florencia Fusaro.

Según una investigación de la Universidad Médica de Graz, en Austria, los niveles de estrés se reducen gracias a la exposición a la luz solar, porque el organismo genera más cantidad de testosterona, una de las hormonas sexuales más importantes, y vitamina D. Todo lo contrario a lo que sucede durante el invierno, ya que las personas pierden la motivación de salir, incrementan las ganas de estar en casa y disminuye el apetito sexual. “En época de temperaturas bajas, debemos utilizar más prendas para abrigarnos, hay pocas horas de sol y, por lo tanto, se reduce la excitación y el estímulo”, desarrolla Fusaro.

A partir del equinoccio de primavera, los días son más largos que las noches, por lo que hay mayor exposición a la luz natural.

“La sexualidad es una función vital presente desde el nacimiento hasta la muerte, la cual nos conecta con el placer, el goce y la vinculación afectiva”, afirma la sexóloga Sandra Magirena. “Tomar sol beneficia al cuerpo humano debido a que se liberan más cantidades de endorfinas, un neurotransmisor que provoca la sensación de satisfacción y felicidad, por lo que inhibe el estrés y la ansiedad”, finaliza.

El sexólogo Federico Bordón explica que esta relación se asocia con la evolución: “En el pasado, sobrevivir a la temporada de frío era mucho más difícil para quienes carecían de pareja o compañía. De acuerdo con esta hipótesis, durante la primavera se adaptaron mejor quienes tuvieron mayor interés en encontrar a alguien con quien estar”, sostiene.

EL OLFATO: LA ESENCIA DEL SEXO

Otro personaje clave relacionado con el apetito sexual es el olfato. A mayores temperaturas, el cuerpo humano libera sudor y diferentes tipos de olores que están relacionados con la búsqueda de una pareja sexual.

Según estudios de la Universidad Técnica de Dresde, Alemania, un cuerpo humano se siente atraído por otros que presenten antígenos leucocitarios humanos (una proteína que ayuda al sistema inmunitario) diferentes al propio y los localiza mediante el olfato. Bordón concluye: “Este sentido es el que nos revela qué personas nos convendrían para tener sexo y nos lleva a sentir atracción por ellas”.

Edición: Candela Contreras y Sofía Barragán