Por S. Prickett, O. Fortuna, A. Farías y M. Kempner
Corría el mes de abril de 1963 cuando el nombre de Pedro Vecchio empezó a aparecer en las tapas de los diarios. Fue la primera vez que el zapatero de Florencio Varela sería vinculado con la desaparición de la joven Norma Penjerek. Vecchio fue culpado del asesinato a partir de una declaración de María Mabel Sisti, quien había sido coimeada por el fotógrafo Juan Manuel Fernández por sus conflictos con el comerciante.
Vecchio había sido acusado de ser jefe de una banda que secuestraba adolescentes para orgías en las que participaban políticos y empresarios. Sisti había detallado que la joven había sido apuñalada y ahorcada con un alambre luego de resistirse a que “la banda de Vecchio” la obligará a tomarse fotos pornográficas. A raíz de esta acusación, Vecchio estuvo detenido durante dos meses y medio. En diciembre de 1963, el juez Godofredo Lozano Boudón decidió liberarlo por falta de pruebas. A mediados de 1964, el zapatero presentó una demanda por 17 millones de pesos por difamación contra los diarios La Razón, Crónica y El Mundo.
La causa Penjerek pasó por ocho juzgados debido a la rivalidad y al mutuo recelo entre las jurisdicciones de La Plata y Buenos Aires. “Se ponía de manifiesto cada vez que un caso pisaba ambos territorios. Ahí se desataba la tradicional competencia de las dos policías”, explica Esteban Dómina, autor del libro “Caso Penjerek”. Finalmente, Vecchio fue sobreseído en abril de 1965 por la Cámara del Crimen de Capital Federal. El caso nunca fue esclarecido y, según Dómina, quedó expuesta la “inoperancia de la fuerza”.
LA DENUNCIA DE VECCHIO
Alejandro es el nieto de Pedro Vecchio y, desde la muerte de su abuelo, en 2012, trabaja en la zapatería “La Favorita”, ubicada en España 201, en la localidad bonaerense de Florencio Varela. “Fue sobreseído de la causa porque no había pruebas que lo incriminaran con el crimen”, afirma antes de mencionar que la denuncia por difamación tampoco se cerró: “Mi abuelo le hizo juicio a Crónica por todas mentiras que que había publicado, y el caso lo tomó un prestigioso abogado de La Plata. En primera instancia, puso mucho dinero para que tomaran el caso pero, cuando inició, se negó a pagarle más al abogado, a pesar de que el juicio estaba casi ganado”.
“Era un hombre super generoso, mi madre (Marta, hija de Pedro) siempre me contaba que le regalaba zapatillas a los chicos del barrio que no tenían qué ponerse”, dice Alejandro sobre sobre su abuelo. El nieto menciona que los motivos por los que se lo vinculó con el asesinato fueron su candidatura a intendente y su afinidad con el partido peronista: “Pedro se postuló como intendente, y fue lo peor que le pudo pasar. Le enchufaron un muerto para que no hiciera una carrera política. En los 46 años que llevo en Florencio Varela, sólo conocí dos intendentes. Hay lugares donde quedan atados a la vaca y no la largan nunca”.
A pesar de lo que significó esta mancha para la familia, Alejandro destaca como aspectos positivos que la zapatería creció y que los vecinos nunca creyeron que Vecchio fuera el culpable. “Mi abuelo tenía una reputación intachable. Falleció un 1º de Mayo, ¿qué más podemos pedir?”, concluye.