Por Marina Kempner

Si bien el origen del freestyle se remonta a la década de los 80 en Estados Unidos, en los últimos años se convirtió en uno de los derivados de la música que más interesan y consumen los jóvenes, y día a día aumenta su repercusión en la industria. Dentro del género hip hop, el freestyle es la habilidad de un freestyler, rapero, MC o gallo, de rapear sobre una base de forma improvisada. En la Argentina, las competiciones más conocidas son la “Red Bull Batalla de Gallos”, que surgió en 2005 gracias a las batallas que se realizan en distintas plazas llamadas “El Quinto Escalón”, o la liga FMS.

La Red Bull, bajo el eslogan “Muchos hablan, pocos riman, solo los mejores improvisan”, se organiza en varios países, cuyos ganadores son reunidos para competir entre sí. Nuestro país se encuentra en tercer puesto con tres títulos ganados.

Este año, Thomas Nahuel Antonelli, más conocido como Mecha, fue el ganador de la Red Bull Argentina con tan solo 21 años, convirtiéndose así en el primer freestyler del interior del país en obtener un título.

Mecha es un freestyler nacido en 2001 en Villa Carlos Paz, provincia de Córdoba. A los 15 años comenzó a participar de reuniones en plazas, y hoy en día organiza la competencia “Only Bars” en una plaza de su ciudad. Además, realiza talleres de improvisación a los que asisten jóvenes. El ingenio para responder encierra detrás una historia de vida: se remonta a cuando estaba en la escuela, porque sus compañeros le hacían bullying y él no se quedaba callado.

En 2016 se metió en el ambiente de las batallas compitiendo en las plazas más representativas de su provincia y actualmente anima competencias de América latina. Sus mayores cualidades son la agresividad y las últimas frases (punchlines) a la hora de rapear.

Otros de los títulos que logró en los seis años que lleva en el mundo del freestyle son Supremacía MC, Copa Federación, Gold Battle Argentina y Actitud Freestyle. Algunas de sus composiciones más reconocidas son “No me pasa nada”, “Decir que no” y “Otra noche”.

–Conociste el freestyle hace seis años en la casa de tu mejor amigo y empezaste como un juego. Unos años después te convertiste en campeón de la Red Bull Argentina. ¿Cómo te preparaste para la batalla?

–La verdad es que últimamente no me preparo tanto como antes, simplemente me dedico a rapear todos los días que puedo en la semana para no enfriarme, entreno un poco el formato del evento y fin, no hay mucho más. Trato de no estudiar mucho a los rivales. Después, el hecho de competir y rimar es algo que se aprende compitiendo y rimando, no hay una fórmula. Además, hay que
entrenar porque si no entrenás, no lográs ningún objetivo.

–En lo que respecta a la preparación previa a una competencia, ¿el freestyle tiene alguna similitud con el deporte?

–Lo que se parece al deporte es la competencia, porque el concepto de freestyle es libertad, rapear libremente. Pero en las batallas de freestyle hay una calificación, uno es mejor que otro, uno le gana a otro, hoy compito yo contra otros como un partido. Disciplinariamente hay muchos artistas que cuando están por competir hacen vida deportiva, se van a un hotel, hacen dieta. Entonces yo creo que tienen esa preparación y la competitividad es lo que lo acerca al deporte. Además, son campeonatos y sumamos puntos, la mayoría cree que improvisar es un arte, tiene cosas de deporte y de arte.

–En las batallas muchas veces se incluye la violencia verbal. ¿Se relacionan de la misma manera en el ámbito del freestyle fuera de una competencia?

–La violencia es algo cada vez más habitual, que está bastante feo pero que creo que se normalizó. Ni los artistas tenemos la potestad de quejarnos mucho porque vos elegiste esa vida, esa carrera, te pagan para esto entonces es raro, no es algo que nosotros podemos controlar. Yo trato de no fomentarla, he tenido en algún momento algún desliz, en alguna declaración o algo malo que habré dicho,
pero trato de no fomentarla. En cuanto pierdo, trato de no hacer caras ni nada, de no hacer historias ni tweets raros, pero he tenido mis deslices. No culpo a nadie porque es algo súper natural perder y enojarse, y tu fandom ataca al otro porque te vio enojado porque perdiste y piensa que la culpa la tiene el otro artista, y no los cinco jurados. Entonces no hay que normalizar la toxicidad, tampoco hay que culpar a los artistas por eso.

–Ya ganaste la competencia de freestyle más importante del país. ¿Qué objetivos te planteás para el futuro?

–El próximo objetivo es la liga FMS, que ahora es la competición más importante a nivel anual. Después la internacional de Red Bull en diciembre en México representando a la Argentina. Ganar eso sería increíble, pero creo que, si bien está a mi alcance, no lo veo tan factible, así que probablemente un podio me gustaría, aunque sea un top 3 para que el año que viene la Argentina tenga más
representantes. Además, se vienen muchos trabajos en duplas con mexicanos, con españoles y con algunos nombres importantes que han tenido que ver con el freestyle y con los cuales tenemos una amistad grande.

–Entraste en este ámbito desde joven y ya lograste distintos campeonatos. ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere incursionar en el freestyle?

–Tener paciencia, muchas ganas y que te guste la cultura. Tenés que ir a la plaza, aprender de la gente que te rodea, respetar los valores del hip hop, y entender que esto es con paciencia. Hay que hacerse un camino, pagar un derecho de piso, siempre respetando a los que ya estaban y después, el hecho de rimar y competir es algo que se aprende haciéndolo, no hay una fórmula.

UNA TENDENCIA QUE CRECE Y SE AFIANZA

La actividad tiene un crecimiento permanente en el mundo. Hay competencias en las que los participantes batallan entre sí con versos improvisados sobre una temática en particular. El ámbito más conocido para hacerlo es la batalla de gallos, donde el ganador se lleva un título, más allá del reconocimiento por el talento de manejar la lírica, la métrica (skills) y la fonética, y el manejo del tiempo y las pausas, mientras que las frases deben tener concordancia. En la votación, de la cual surge un ganador, se tiene en cuenta el impacto de las rimas de un participante hacia otro (remate), el cumplimiento de las reglas, la soltura y seguridad de los raperos, y el flow (habilidad de rapear sobre una base).

El Quinto Escalón, en Parque Rivadavia.

El freestyle libre es un enfrentamiento de dos personas o más con un fin recreativo o con el objetivo de atacar al rival remarcando sus defectos, sucesos o haciendo comparaciones. El micrófono, la temática, la pista y la base (beatbox) son opcionales, y puede realizarse en una tarima o en la calle.

En diciembre se llevará a cabo la final internacional de la Red Bull 2022 en México, donde Mecha estará representando a la Argentina como campeón de la edición de este año.