Por Chiara Lusardi
Alicia Muñiz tenía 32 años cuando fue asesinada por su pareja, el ex campeón mundial de boxeo Carlos Monzón. Su sueño era convertirse en una artista famosa y había decidido dar sus primeros pasos como modelo. Llegó a compartir escenarios como vedette junto a Moria Casan y Mimí Pons, entre otras, y filmó varias películas.
Con frescura y talento, el sueño de Alicia comenzaba a materializarse y su carrera estaba en pleno apogeo cuando en 1978 conoció a Carlos Monzón. Al principio iba todo bien, pero no pasó mucho tiempo hasta que el boxeador comenzó a mostrar su faceta más oscura. A los nueve meses de relación, Alicia quiso separarse, pero hubo una rápida reconciliación. Los celos posesivos de su pareja invadían y complicaban su carrera, de la que se veía cada vez más alejada. Se puso una peluquería y bajó su perfil público. En 1981, se casaron en Miami. En diciembre de ese mismo año nació Maximiliano, el único hijo de la pareja.
Con la llegada del bebé, Alicia pensó que la situación mejoraría. Sin embargo, las cosas se pusieron cada vez peores. Según cuentan testigos, en una noche de boliche Alicia le recriminó frente a todos: “Estoy harta de que me pegues”. Su respuesta fue: “Si no estás de acuerdo, agarrá a tu hijo y mandate a mudar”. Ella lo hizo, pero siempre volvía. Hizo dos denuncias por violencia doméstica: el 12 de agosto de 1986 y el 12 de octubre de 1987. Los efectivos policiales se burlaban: ¿cómo iba a denunciar al gran campeón? Monzón llegaba a la comisaría, brindaba con whisky y el trámite terminaba ahí.
En febrero de 1988, Monzón viajó junto a su hijo a Mar del Plata, para pasar las vacaciones en la casa alquilada por un amigo, en una zona residencial. Hacía un mes que Alicia no veía al nene y Monzón le prometió entregárselo si ella iba a buscarlo. Alicia le pedía que Maxi viviera con ella en Uruguay y un aumento en la cuota alimentaria.
Alicia Muñiz murió en la mañana del 14 de febrero de 1988. La mentira sobre que se había desvanecido y caído al vacío desde uno de los balcones de la casa quedó al descubierto con los resultados de la autopsia, que indicaron que Monzón había hecho “presión digital sobre el cuello hasta producirle un estado de inconciencia”, para luego lanzarla intencionalmente al vacío. Fue “una actividad dirigida ostensiblemente, de manera directa y efectiva por su modalidad y desarrollo a lograr la muerte” de Alicia.
Carlos Monzón fue declarado culpable de homicidio simple. La Justicia no aplicó el agravante por el vínculo, porque se habían casado en otro país. Lo condenaron a once años de cárcel, pero solo estuvo detenido poco más de cinco años. Muy cerca de obtener la libertad condicional por buen comportamiento, murió en un accidente de tránsito durante una salida transitoria el 8 de enero de 1995.