Por Julieta Rodriguez y Malena Telias

Durante las décadas de los 80 y 90, Luis Alberto Spinetta construyó su legado al formar las influyentes bandas Spinetta Jade y Spinetta y los Socios del Desierto. Con la primera, en el álbum “Bajo Belgrano”, explora géneros como el jazz, el pop y la música electrónica, con guitarras saturadas que caracterizaban al Flaco como un vanguardista de su época. El tema “Canción de Bajo Belgrano”, de ese mismo disco, es un auténtico tesoro de la música argentina y se destaca por su proximidad al tango, aunque no en términos rítmicos.

La presentación de este disco en Barrancas de Belgrano el último sábado de enero de 1984 fue el primer show gratuito que se llevó a cabo en democracia y fue organizado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

“Bajo Belgrano” es un testimonio artístico de la vida en los márgenes de la ciudad en ese momento. En un contexto histórico marcado por la última dictadura militar en Argentina, la canción y la portada del disco son recordatorios de la importancia de la música y el arte como formas de expresión y resistencia frente a la opresión y la censura.

Según César Franov, bajista de la banda, Spinetta era un hombre tranquilo que se guiaba por el sentido común y apoyaba discursos no violentos, acordes a su personalidad. “Luis votó a Alfonsín. No votó al peronismo porque en ese momento se pusieron en el Obelisco a quemar un cajón con la bandera radical. Él, si siguiera acá, hubiese votado a Massa“.

En sus letras refleja su compromiso con la expresión artística, la libertad y la justicia social. A lo largo de su vida y carrera, Spinetta mostró un claro apoyo a valores progresistas y una visión de la Argentina que promovía la inclusión y la igualdad. Su poesía, a menudo llena de metáforas y crítica social, muestra sensibilidad hacia los problemas de la desigualdad, la opresión y la marginalización. Además, abordó temas como el amor, la solidaridad y la libertad. Reflejaba una visión de Argentina que promovía la diversidad y la inclusión. Además, siempre se destacó por ser un artista comprometido con la paz y la armonía.

La mayoría de las letras de sus canciones estaban ambientadas en la dictadura de forma enigmática. “Canción de Bajo Belgrano”, por ejemplo, habla sobre la zona de la ciudad que vio crecer a Spinetta. Abre el álbum de manera abrupta, sin introducción musical; el Flaco comienza a cantar directamente con las palabras “la mañana lanza llamas”, en perfecta sintonía con la imagen impactante de la portada del disco. “Hablaba de su barrio no como un tipo de ciudad, era parte de él“, recuerda Franov. Desde su perspectiva, Spinetta tenía por la Comuna 19 un gran cariño que perduró hasta el día de su muerte.

La letra de la canción menciona al Río de la Plata –su última voluntad fue que sus cenizas fueran esparcidas en el Parque de la Memoria, a orillas del río- y además, hace alusión a los vuelos de la muerte. En la cita, Spinetta refleja su dolor desde lo poético:

“Bajo Belgrano, amor ascendente

Es ella quien te busca donde vos no estás

Y es que toda tu canción persistirá

Siempre, siempre, y hasta en el turbio río”

“Tu ropa está vacía

Tan lejos del hogar estás

Que todo sueño duele más

Y ya no hay forma de recomenzar”

La infancia, la memoria y el recuerdo son guías esenciales en este disco emblemático. Con toda su obra, Spinetta dejó una huella imborrable en la historia del rock argentino. Para Franov, “la esencia de Luis se podía ver reflejada en cada canción, era un tipo que solía romantizar lo que decía y no iba por lo materialista sino por la esencia de las cosas. Muchas veces me decía algo y no terminaba de comprenderlo, pero con el tiempo fui entendiendo sus excentricidades”.

Franov escuchaba esas canciones en la infancia. A los 19 años fue convocado para reemplazar al antiguo bajista de Spinetta Jade, Frank Ojstersek. El bajista recuerda que, a la hora de componer y guiar a su banda, el músico daba ejemplos peculiares para que sus compañeros dejaran fluir su imaginación: “Me dijo que me imagine un elefante caminando sobre un charco”.

No sucede lo mismo con la portada del disco, en la que aparece dibujada una minuciosa escena barrial, en un intento poético por capturar la esencia de las calles de su infancia, el “Bajón Belgrano”, como lo llamaba el músico.

La ilustración captura diferentes situaciones recurrentes que habían quedado grabadas en la memoria de Spinetta. Desde el taller “El Cabezón” hasta vecinas en sus tareas cotidianas, pasando por colectivos y un Ford Falcon verde por cuyas ventanillas se asoman militares frente a una villa miseria, posiblemente la villa 29 del Bajo Belgrano. Este último detalle evoca la desaparición repentina de ese barrio popular en la previa del Mundial de 1978. Hoy esta zona se ha convertido en una de las más exclusivas de la ciudad, lo que refleja la transformación urbana de la zona. La icónica portada, creada por el dibujante argentino Eduardo Santellan, se ha convertido en objeto de estudio en las universidades.