Por Fiorella Pontoriero
Pasaron veinte años desde el estreno de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, la tercera película inspirada en la saga literaria escrita por la inglesa J. K. Rowling. Por esta razón, las cadenas de cine de varios países del mundo decidieron reestrenarla por tiempo limitado.
A diferencia de las dos primeras películas de la saga, que fueron dirigidas por Chris Columbus, esta adaptación estuvo a cargo del director mexicano Alfonso Cuarón, y tanto la crítica como el público la consideran de las mejores de la colección. Este film tenía el desafío de retratar el paso de Harry a la adolescencia, darle a la saga la oscuridad de una narrativa y una estética que no tenían las dos primeras películas pero que conservaría el resto de las entregas, con la aparición de nuevos personajes, criaturas y lugares de este mundo mágico.
El prisionero de Azkaban es la única película que desentona con las otras siete. El villano que no puede ser nombrado es apenas mencionado, ni siquiera aparece, y aunque el espectador no haya visto las dos primeras entregas, el film se entiende perfectamente. El crítico de cine Peter Travers, de Rolling Stone, declaró: “No solo es esta deslumbrante entrega de lejos la mejor y más emocionante de las tres películas de Harry Potter hasta la fecha, es también un film que puedes ver incluso si nunca has oído hablar de la autora J. K. Rowling y de su joven héroe mago”.
Cuarón introduce al público en el film utilizando la cámara para traspasar cristales como los de las ventanas o relojes de Hogwarts, y muestra cada locación y el recorrido que los personajes hacen para llegar allí. También hay algunos planos que ponen al espectador como el objeto en cuestión de la escena.
El centro de esta película son el tiempo –un pasado no reconciliado, los conflictos presentes de la adolescencia y un futuro incierto– y el miedo, que atormenta la vida de cada personaje. Con ayuda del giratiempo, Rowling y Cuarón resaltan cómo las acciones del pasado condicionan al ciento por ciento el presente.
Igual que en Harry Potter y la piedra filosofal y Harry Potter y la cámara secreta, la música de la película estuvo a cargo del compositor estadounidense John Williams. Sin embargo, la tercera entrega contó con nuevos temas ya que el estilo no era similar a las primeras películas, por lo que Williams no reutilizó tanto material. “Hedwig’s Theme” fue la excepción, ya que es la pieza característica de los ocho films de la saga. Harry Potter y el prisionero de Azkaban fue nominada a los premios Oscar 2005 en la categoría Mejor Banda Sonora, pero perdió ante Finding Neverland.