Por Pedro Maldonado Gutiérrez

El Nuevo Frente Popular, con Jean-Luc Mélenchon a la cabeza, resultó el gran ganador de las elecciones legislativas en Francia y dejó al partido de ultraderecha Agrupación Nacional en el tercer lugar, por debajo del oficialismo que se mantuvo firme en la Asamblea Nacional

El partido de Mélenchon obtuvo 182 escaños mientras que la alianza del presidente Emmanuel Macron se quedó con 168 asientos de los 250 anteriores. Por su parte, el partido ultraderechista de Marine Le Pen ganó 54 lugares y obtuvo 143 legisladores.

Aunque las imágenes de la tristeza de los militantes de Le Pen puedan dar la impresión de que la guerra contra la ultraderecha está ganada, el periodista francés Christophe Ventura, de Le Monde Diplomatique, señala lo contrario: Yo creo que tienen un potencial muy fuerte. Las causas que han nutrido a la extrema derecha están en curso. Todavía pueden usar la estrategia de decir que una vez más su victoria les fue arrebatada por el sistema”.

Ventura advierte también sobre la “victoria estratégica” de quedar en tercer lugar tras los violentos cambios políticos que traen malestar en todos los estratos de la población francesa e indicó que “no es algo malo para ellos porque gobernar ahora hubiera sido complicado. Van a esperar la incapacidad de cambio para tener el próximo turno”.

Otro escenario para tener en cuenta es que Macron podría disolver el año que viene la Cámara Baja si continúa la crisis política, por lo que habría nuevas elecciones legislativas más favorables para la derecha radical. 

Además, el empate técnico complica a Macron para elegir al primer ministro, que debe salir de una mayoría de la cámara. El batacazo del NFP puede indicar que sea el líder de la izquierda francesa quien ocupe ese lugar por lo que puede darse un fenómeno llamado cohabitación.

¿CÓMO FUNCIONA LA COHABITACIÓN?

Francia se rige bajo un sistema semi presidencialista en el que el poder está dividido entre el presidente de la nación y el primer ministro, una suerte de jefe de gabinete de ministros. La cabeza del Estado se elige una vez cada cinco años y éste debe seleccionar al primer ministro luego de que el Poder Legislativo apruebe a un diputado por mayoría. En general, ambos roles son compartidos por miembros de la fuerza oficialista, pero en Francia no fue así en tres ocasiones. En esos casos, se habla de cohabitación. En 1986, el socialista François Mitterrand nombró al derechista Jacques René Chirac como su segundo; en 1993 Mitterrand eligió al conservador Édouard Balladur y, entre 1997 y 2002, Chirac elegiría al primer secretario del Partido Socialista Lionel Jospin.