Por Francisco Sciaky
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció un nuevo esquema de aranceles que impactará a todas las exportaciones argentinas a partir del 5 de abril. La medida impone un piso del 10 por ciento para todos los productos que ingresen al país norteamericano y afecta a sectores clave como alimentos, químicos, plásticos, textiles, acero y aluminio.
Esta política forma parte de la estrategia de “aranceles recíprocos” impulsada por Trump, que busca equilibrar las balanzas comerciales con sus socios internacionales. Además de la Argentina, países como China, la Unión Europea, Japón, India, Brasil, Canadá y México enfrentarán aumentos. La nuevas tarifas generan incertidumbre en la industria nacional que depende del comercio con Estados Unidos. Según datos de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham), la asimetría arancelaria entre ambos países es significativa. La Argentina, por ejemplo, grava la importación de alimentos con un 16%, mientras que Estados aplicaba un 4,6%.
Ante este escenario, el presidente Javier Milei viajó a Florida para participar en un evento en Mar-a-Lago, donde espera reunirse con Trump para negociar excepciones a los aranceles. Además, el mandatario intentará fortalecer su relación con Washington para avanzar en las gestiones por el préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 20 mil millones de dólares.
El embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein, ya inició contactos con funcionarios de aquel país para evaluar estrategias que permitan reducir el impacto de la medida. También se prevé una reunión con el titular de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), Jamieson Greer, para discutir posibles flexibilizaciones a los aumentos que han generado preocupación en las principales economías del mundo. Desde Washington argumentan que se busca incentivar la producción interna y generar empleo. “No hay aranceles si fabrican su producto aquí”, declaró Trump días antes del anuncio.