Por Delfina Galarza @delfinagala

“No he venido a defenderme. Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa. Y la guerra contra el terrorismo fue una guerra justa. Sin embargo, yo estoy aquí procesado porque ganamos esa guerra justa. Si la hubiéramos perdido, no estaríamos acá”. 

El 7 de octubre de 1985 el ex almirante Emilio Eduardo Massera comenzaba con estas palabras su alegato de defensa. El acusado, que integró la primera Junta Militar (1976- 1981) -conformada también por el ex teniente general Jorge Rafael Videla y el ex brigadier general Orlando Ramón Agosti-, resaltó en su declaración su falta de culpabilidad en los hechos que se le imputaron, e incluso en un intento por descalificar el proceso judicial cuestionó amenazante: “¿En qué bando estaban mis juzgadores?”, apelando a la denominada “Teoría de los dos demonios“, principal argumento de los miembros de las Fuerzas Armadas para justificar los crímenes del terrorismo de Estado.

En el siguiente video, los momentos salientes del alegato de Massera ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Ciudad de Buenos Aires.

 

Enalteciendo su accionar y aceptando su responsabilidad, pero escudándose bajo el concepto de “guerra justa”, el ex represor declaraba: “Casi diría que afortunadamente carezco de futuro. Mi futuro es una celda. Lo fue desde que empezó este fantástico juicio y allí transcurrirá mi vida biológica, ya que la otra la vida creadora se la entregué voluntariamente a esta veleidosa y amada Nación”.

En esa misma dirección, Massera se justificaba:“Mi serenidad de hoy proviene de tres hechos fundamentales. En primer lugar, me siento responsable pero no me siento culpable, sencillamente porque no soy culpable. En segundo lugar, porque no hay odios en mi corazón.  Hace tiempo que he perdonado a mis enemigos de ayer, y a mis flamantes enemigos que no han podido sustraerse a la compulsión que estamos viviendo. Y en tercer lugar, porque estoy en una posición privilegiada. Mis jueces disponen de la crónica, pero yo dispongo de la historia y es allí donde se escuchará el veredicto final”.

La opinión de Norma Morandini

En una nota del Diario Perfil de agosto de 2011 se publicó un fragmento de un texto realizado por la periodista y senadora Norma Morandini, donde reflexionaba acerca del rol que tuvo la sociedad argentina en la última dictadura cívico militar y, si bien remarcó que tuvo responsabilidad, también subrayó: Sin embargo, no todos somos culpables. Y es importante destacarlo porque si todos somos culpables, entonces nadie es responsable, donde regresamos al inicio, la verdad escondida en una frase de apariencia inocente que no lo es”.

Morandini -quien cubrió el Juicio a las Juntas y presenció la polémica defensa que realizó en 1985 uno de los grandes símbolos de la represión- reflexionó: “Massera intentó despojar su propia culpa en los crímenes con la falsa responsabilidad asumida ante el tribunal. Si es cierto que se siente responsable de los crímenes que fueron probados ante el tribunal, ¿por qué no aceptó ser juzgado? Él se puso por encima de la ley como comandante de una guerra justa, y por eso no debía ser juzgado”.

Como resultado del Juicio a las Juntas, la Cámara Penal Federal condenó al ex almirante a prisión perpetua por 83 homicidios calificados, 523 privaciones ilegales de la libertad, 267 aplicaciones de tormentos, 102 robos agravados, 201 falsedades ideológicas de documentos , cuatro usurpaciones, 23 reducciones a servidumbre, una extorsión, dos secuestros extorsivos, una supresión de documentos, 11 sustracciones de menores y siete tormentos seguidos de muerte.

Sin embargo, Massera solo estuvo preso cinco años y luego fue indultado en 1990 por el ex presidente Carlos Menem. En 1998 fue detenido en el marco de la causa por robo de bebés por la jueza María Romilda Servini de Cubría, pero tras haber sido internado ese mismo año por una afección cardíaca, fue beneficiado con el privilegio del arresto domiciliario.

En 2003, durante el Gobierno de Néstor Kirchner, se anularon las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y una vez reabiertas las causas judiciales por las violaciones de derechos humanos durante la dictadura, Massera fue exceptuado de éstas por su estado de incapacidad mental, luego de haber sufrido un accidente cardiovascular en 2002.

El 4 de abril de 2010 murió a los 85 años uno de los máximos exponentes de la crueldad humana. Todavía resuena el cinismo de su defensa al recordar cuando hace 30 años declaraba: Solo de una cosa estoy seguro: de que cuando la crónica se vaya desvaneciendo, porque la historia se vaya haciendo más nítida, mis hijos y mis nietos pronunciarán con orgullo el apellido que les he dejado”. 

El Diario del Juicio, N° 20