Por María Luz Pavón
Ante una sala completamente colmada por invitados especiales y medios nacionales y extranjeros, el 9 de diciembre de 1985 el doctor León Carlos Arslanián -presidente del Tribunal– leía la sentencia a los integrantes de las tres juntas militares que gobernaron el país entre 1976 y 1983. La audiencia estaba prevista para las 17, pero se demoró casi una hora por el trabajo que implicó el extenso fallo para el personal de la Cámara y por el incidente protagonizado por la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien ingresó a la sala con el pañuelo blanco cuando no estaba permitido portar emblemas políticos ni de agrupaciones partidarias.
“El ambiente parecía el del día en que Strassera y Moreno Ocampo culminaron su alegato. También, murmullos, pronósticos. A las 17.48 el secretario de Cámara, Juan Carlos López, repitió la fórmula: ‘Señores, de pie…’, y la sala cayó en un silencio denso, emotivo, con la atención concentrada en León Arslanián. Curiosamente, las copias de la sentencia destinadas a los defensores estaban apoyadas en los dos largos bancos que ocuparon, durante el alegato, los acusados“, explica Sergio Ciancaglini en una nota del diario La Razón del 10 de diciembre de 1985.
En apenas 40 minutos, y en medio de una creciente y marcada expectativa, el camarista dio lectura a la parte dispositiva y al considerando que el Tribunal -integrado por Ricardo Gil Lavedra, Guillermo Ledesma, Jorge Torlasco, Andrés D’Alessio y Jorge Valerga Aráoz– acababa de suscribir en esta causa, la número 13/84.
Este fallo histórico sentenció a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera a reclusión perpertua, inhabilitación absoluta perpetua, destitución del grado militar y pago de costas; a Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a ocho años, a Orlando Ramón Agosti a cuatro años y seis meses – además de inhibilitación absoluta, destitución del grado militar y pago de costas en los tres casos-, y absolvió a Omar Domingo Rubens Graffigna, Arturo Basilio Lami Dozo, Leopoldo Fortunato Galtieri y Jorge Isaac Amaya. Los seis magistrados habían acordado estas condenas el día anterior durante un almuerzo en la pizzería Banchero en la avenida Corrientes, esquina Talcahuano.
La audiencia, que fue transmitida en directo a todo el país por televisión y radio, se llevó a cabo después de casi ocho meses de labor ininterrumpida. Desde el 22 de abril hasta el 14 de agosto fue la etapa de prueba, en la que comparecieron los testigos presentados por los fiscales Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo y las defensas. Luego de una interrupción de alrededor de 40 días, entre el 30 de septiembre y el 21 de octubre fue el turno de los alegatos de las defensas. A partir de entonces, comenzó el intenso y arduo trabajo de los seis camaristas y el personal especializado de la Cámara Federal, que incluyó sábados y domingos, para elaborar el fallo.
La sentencia confirmaba la noción de un plan sistemático de exterminio, justificaba la fuerza probatoria de los testigos y descalificaba los argumentos de la defensa. Sin embargo, las condenas fueron menores que las pedidas por el fiscal Strassera en su alegato. En el siguiente vídeo, la lectura del fallo.
“A las 20 el doctor Arslanián salió de Tribunales y fue aplaudido por unas 80 personas. Esto se repitió cuando salieron Strassera y Moreno Ocampo. A una cuadra de Tribunales, en un bar tranquilo, compartieron una cerveza y un tostado, calentando las mandíbulas mientras desmenuzaban con gesto serio el enigma de los próximos días: la apelación“, relata Ciancaglini en su nota “Clima denso y un fallo que fue inesperado para muchos”.