Por Agustina Quiroga
Durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por la pandemia de Covid-19, las familias que autocultivan marihuana para tratamientos terapéuticos reafirmaron la necesidad y el derecho de hacerlo con la tranquilidad que merecen. “No hay manera más segura de cultivar que en tu casa“, dice Martín Armada, profesor de literatura, poeta y editor de la revista de cultura cannábica THC, para quien el autoabastecimiento “va de la mano de una conducta responsable en un contexto pandémico“.
Para Pablo Pérez Mosley, referente de la ONG Mamá Cultiva Argentina, el autocultivo es la mayor herramienta de soberanía y autonomía a la que puede aspirar una familia. Sobre todo en un contexto en el que los aceites solo pueden conseguirse en el mercado clandestino o importándolos desde países como Canadá o Estados Unidos. “Las terapias con cannabis son muy personalizadas. El autocultivo permite tener plantas distintas en tu casa y saber cuál necesitás para tu tratamiento”, explica.
Desde esta ONG, y a diferencia de otras agrupaciones cannábicas, brindan espacios de contención e información para familias que quieran cultivar marihuana para uso medicinal. El cannabis es beneficioso para controlar la ansiedad, el insomnio, la depresión y los flashbacks, por lo que las personas lo usan para tratar problemas como esclerosis múltiple, artritis, epilepsia, glaucoma, VIH, dolor crónico, Alzheimer y cáncer, entre otros.
Pérez Mosley cuenta que estos acompañamientos se daban a través de un dispositivo llamado Eco, grupos de 10 a 15 familias que iban a la sede una vez por semana durante tres meses para adquirir conceptos vinculados al autocultivo y compartir información. Pero la cuarentena los obligó a buscar alternativas virtuales. “Empezamos a hacer los encuentros vía Zoom, y en menos de dos meses pudimos llegar al mismo número de familias que veníamos acompañando presencialmente”, dice.
La lucha como estandarte
Las organizaciones cannábicas creen que la unión es una acción fundamental. El objetivo es crear un frente federal, como lo define el cultivador y referente de Acción Cannábica Nicolás Milione, conformado por agrupaciones con recorrido en la militancia por la legalidad del cannabis medicinal y activas en materia de autocultivo. “Es el espacio donde debemos dar batalla”, afirma.
El gobierno anterior reglamentó la Ley 27.350 para regular la investigación del uso medicinal del cannabis y sus derivados. Si bien para los autocultivadores fue un avance, no es suficiente. De allí el reclamo por una normativa que ponga fin a la criminalización.
Por su parte, desde su llegada al poder el gobierno actual trabaja en un proyecto que contemple la despenalización de la tenencia de cannabis para consumo personal y del autocultivo para uso privado, con la idea de que se debata en el Congreso este año. “Lo ideal sería una reforma que apunte a una regulación integral por la que no solo haya conductas despenalizadas, sino que el cannabis deje de ser una sustancia prohibida”, opina Martín Armada, para quien el autocultivo es parte de “nuestra especie desde hace miles de años, porque los seres humanos cultivamos lo que usamos, lo que necesitamos, lo que nos gusta”.
Ejemplo de amor y resistencia
La militancia por la regulación del cannabis tiene como bandera la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “Me enteré de que Nora Cortiñas (referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) usa cremas cannábicas para sus rodillas. Que una mujer de 89 años diga que esas cremas le salvaron la vida y gracias a eso puede seguir caminando en las marchas no tiene precio”, dice Milione antes de agregar que en Acción Cannábica decidieron llamarla “socia honoraria”.
En Mamá Cultiva Argentina coinciden en que la relación con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo “es de amor absoluto y reconocimiento por la lucha“. “Nos enseñaron que para lograr cambios hay que poner el cuerpo y que a veces eso implica sufrir algún golpe. Pero si tenés claro por qué lo hacés, vale la pena. Nos parece que no hay mejor ejemplo que el de las Madres”, cuenta Pérez Mosley.
Esta ONG, conformada en un primer momento por madres en busca de tratamientos para sus hijas, hijos e hijes, se identifica con la historia de estas mujeres llenas de fuerza y amor que a menudo utilizan la frase “todo cuidado es político“. “Las tareas de cuidados en el mundo entero recaen sobre mujeres. Es un acto político hacerse cargo de una cuestión que le correspondería por ejemplo a un Estado”, concluye Pérez Mosley.