Por Agustín Castro
El día a día de un periodista es cambiante y dinámico. Tal es así que la cita virtual estaba programada para las 18, pero un imprevisto del entrevistado, el periodista y conductor de Telefé Mariano García, obligó a adelantarla a las 14. Ni bien inició la videollamada, y con cierto grado de vergüenza, no dudó en disculparse por el repentino cambio de horario. A tono con la calidez que lo caracteriza, optó por una vestimenta de color claro: un suéter verde agua que dejaba al descubierto el cuello de una camisa blanca. La luz solar que ingresaba por el ventanal del living iluminaba su rostro por completo. “Me considero una persona intelectual, empática y sentimental”, dice como carta de presentación, minutos antes de que se encienda el grabador.
-A raíz de la cantidad de noticias falsas que circulan en torno al coronavirus, Télam lanzó una plataforma que ayuda a evitarlas. ¿Por qué falla la comunicación en medio de una situación de emergencia sanitaria?
-Las falencias tienen que ver con no chequear la información y la necesidad de publicar una primicia, pero principalmente con la falta de moral de los profesionales. Tenemos que tener los pies sobre la tierra y no dejarnos llevar por la ansiedad a la hora de informar en un momento tan crítico. Hay colegas que operan y mienten de acuerdo a intereses. En mi caso, siempre trabajé con honestidad y jamás tuve una bajada de línea. Más allá de eso, la gente sigue prendiendo la tele para comprobar los acontecimientos que surgen en las redes sociales, por lo que aún conserva una cuota extra de legitimidad. Igualmente, sería injusto no mencionar que los errores comunicacionales también se deben a que los medios informan en base a datos que brindan los especialistas, que generalmente son cambiantes por el hecho de tratarse de un virus desconocido.
-Santiago Levín, presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, dijo en una entrevista en el diario Página/12 que los medios audiovisuales causan angustia colectiva al informar sobre el coronavirus. ¿Cuál es la forma correcta de comunicar riesgo?
-Al principio de la pandemia fui a una capacitación en el Ministerio de Salud de la Nación junto a otros periodistas que tenía como tema el abordaje de las noticias sobre el coronavirus. En líneas generales, nos recomendaron emplear el manual de comunicación en tiempos de crisis, aunque no estoy seguro de que eso sea suficiente. Durante la cuarentena hubo un mayor incentivo hacia la televisión que se refleja en los aumentos del rating. La pandemia es una situación grave que genera angustia, y la gente necesita saber qué está pasando. También ocurre que muchos periodistas optan por el amarillismo y aumentan las emociones negativas. El problema no es la información, sino lo que uno quiera hacer con ella.
-El enfoque de Juntos podemos lograrlo -el programa que conducís diariamente en Telefé- está puesto en cambiar la perspectiva de la audiencia sobre los sucesos de la actualidad.
-La idea del programa es mostrar que unidos podemos superar esto. Mi objetivo es ganarme un nombre en este campo laboral por contar historias y por cómo llegan a las pantallas. Nunca tuve un perfil alto en los medios y he tenido situaciones en donde pude haber sacado rédito de escándalos, pero no me interesa. No quiero que se me reconozca por hacer periodismo de periodistas. De todas formas, a veces el esfuerzo por buscar los aspectos positivos de las noticias no alcanza porque hay cosas que están fuera de nuestro alcance: que se junten tres funcionarios a jugar al paddle también genera angustia. No sólo en el público, también en todos los que estamos pasando por momentos difíciles.
-Lidiar permanentemente con los distintos hechos de la realidad y tener a tu familia viviendo en Mar del Plata no debe ser fácil.
-Definitivamente no lo es. Hace una semana y media le diagnosticaron a mi papá una enfermedad terminal y no lo puedo ver. Desde lo emocional tengo la necesidad de estar allá. Pero desde lo racional y legal, como periodista tengo que dar el ejemplo. No puedo decirle a la gente “quédense en sus casas” y hacer lo contrario. Si bien por mi profesión debo estar informado, y es cierto que por mi programa estoy al tanto de las cosas que ocurren, en mis tiempos libres no veo la televisión. Estoy en un momento de mayor vulnerabilidad y las noticias de personas que sufrieron la pérdida de seres queridos por el coronavirus me tocan en lo más profundo del corazón.
-¿Es paradójico que un periodista con más de diez años en la pantalla no sea consumidor del medio?
-En absoluto. Cuando quiero indagar sobre un asunto en particular prefiero ver resúmenes en Youtube o simplemente escuchar la radio. En momentos de ocio, disfruto de leer novelas, avanzar con mi podcast y tocar la guitarra. Cuidar la salud mental es muy importante: ese es uno de los motivos por los que no veo la televisión. Es mi única salida para poder soportar los problemas personales y colectivos que nos golpean a todos.